Debemos celebrar y aprovechar el hecho de que la cultura sea la protagonista de los sucesos de un país o una ciudad; no en balde algunas actividades culturales y artísticas son consideradas como festejos. Los guayaquileños tienen la oportunidad de conectarse más con Latinoamérica del 10 al 19 de julio en la Feria Internacional del Libro, Expo Libro 2009, auspiciada por el Ministerio de Cultura. Notables escritores de las letras continentales compartirán sus preocupaciones y visiones con autores ecuatorianos. Tal vez el más conocido de los invitados sea el argentino César Aira, dueño de una vasta y singular obra que lo señala como uno de los narradores de historias más originales de los últimos años, y como alguien que ha propiciado nuevas dimensiones a la imaginación novelesca.

En  El mago  asistimos a un drama de consecuencias inimaginables: un auténtico mago, que realmente puede volar o atravesar paredes sin necesidad de truco alguno, se ve forzado a fingir que es un prestidigitador mediocre para no tener que dar explicaciones sobre este extraordinario don; el mago vive sumido en la frustración de no ser reconocido como el mejor del mundo. En  El congreso de la literatura  un sabio loco se propone que una avispa previamente entrenada pique al escritor Carlos Fuentes para, así, conseguir sus células y ADN para clonarlo porque lo considera un hombre genial. En La liebre un cuñado de Charles Darwin visita los territorios de la pampa argentina en busca de una liebre que no ha sido aún clasificada; en ese escenario austral dialogará con indios que hablan como auténticos filósofos ilustrados.

Un episodio en la vida del pintor viajero cubre las peripecias también pampeanas del pintor alemán Johan Moritz Rugendas, sobreviviente, junto con su caballo, de la caída de dos rayos sobre su cabeza. En Cómo me hice monja un narrador que a veces es niño y a veces niña –ambos son el mismo personaje– cuenta que su padre asesina al dueño de una heladería porque le han servido un helado de frutilla podrido. En Las curas milagrosas del doctor Aira un médico convencional pone a prueba a su rival, el de las curas milagrosas, y lo desafía a que reviva a un enfermo terminal. En Cumpleaños el narrador sufre una crisis emocional al descubrir que los recortes de las fases de la Luna no se deben a la sombra que produce la Tierra, como él creía.

En Los misterios de Rosario un profesor deambula por una ciudad afectada por tremendas tormentas de nieve producidas por unas antenas en la terraza de un edificio que ha instalado una de sus alumnas. En Varamo un burócrata, que sufre por no saber qué hacer con unos billetes falsos que le han dado en la caja del Ministerio donde trabaja, escribe en una noche el poema más importante y deslumbrante de las letras centroamericanas. En Madre e hijo los personajes se comunican a pesar de que la madre solo balbucea antes de que sean devorados por un pollo que se descongela y se reanima. La obra de Aira está marcada por una imaginación desbordante sostenida por una lógica desmesurada. Como en la mejor tradición de los cuentos infantiles, la ficción científica o los cómics, Aira sabe que todo es posible gracias a la literatura.