El escritor Marcelo Báez Meza tiene una “antojolía”. Un volumen edificado con textos de su autoría, que constan en otros libros ya publicados, y que a él se le ha antojado agrupar en este, al que ha titulado El viajero inmóvil. Por eso, anota, no es una antología sino una “antojolía”.

“Están los textos menos peores, los menos malos, los más decentes”, comenta con ese tono que uno no sabe si es en serio o en broma. Y de inmediato, ya circunspecto, manifiesta: “Esta antojolía nace con el deseo de luchar contra la ausencia de libros míos en las librerías. Mis tres poemarios publicados hace fu no se pueden conseguir y tampoco una novela, Tan lejos tan cerca. El viajero inmóvil nace con la intención de llenar ese vacío, de poner en orden una bibliografía. Son ya nueve libros”, refiere este escritor guayaquileño, nacido en 1969.

Se trata de una obra que presenta esta noche y que muestra al Báez poeta, al cuentista, al novelista y crítico de cine, puesto que contiene textos de todas esas facetas del autor. “La idea era que inclusive al seleccionar los textos de una crónica de cine, de un cuento o una novela, haya un criterio poético”, dice. Señala que el libro revela las inquietudes de alguien que no se puede quedar quieto en un solo género.

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El volumen, de 141 páginas, se inicia con un prólogo de Rafael Arteta Carrozini, que le escribió también el prólogo de su libro El gabinete del doctor Cineman. Es un heterónimo (o seudónimo en el que se oculta el mismo Báez), algo que es habitual en la literatura de este escritor. “En todas mis obras hay un juego de heterónimos, que no es nada nuevo. Lo ha hecho Pessoa. Lo han hecho otros autores. Los heterónimos son los testaferros del autor o, como diría Kundera, egos experimentales que se desprenden de uno. Y es un poco desligarme de responsabilidad autoral y cederle esa responsabilidad a estos personajes autónomos que tienen un estilo, un discurso muy personal. Cada uno de los personajes de mis obras tiene una forma específica de hablar, de pensar, de vivir”, comenta.

El viajero inmóvil, el título que Báez escogió para su libro, es el nombre de una película del cubano Tomás Piard, dedicada al escritor José Lezama Lima. Y es, además, el nombre de una disquera y de una biografía de Neruda. A Báez le gustan estas coincidencias. “Es parte de las conexiones intertextuales tan espontáneas que hay siempre en el mundo. Cuando uno escribe corre el riesgo de parecerse a otro. En el prólogo se pagan esas deudas, se consignan esos referentes”, dice. Y explica con algo de satisfacción que descubrió que las mismas inquietudes que le asaltan a él están de alguna forma en la película de Piard.

Por ello, esta noche, junto con el libro se presenta el filme de este director cubano que estará en el evento. Será él quien hable del libro de Báez, mientras que el autor guayaquileño se referirá a la cinta del director cubano que se exhibirá en el acto de hoy.

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Ambos no se conocen personalmente. En Colombia, Báez conoció a la vicepresidenta del Instituto Cubano de Cinematografía y a través de ella le envió un libro. Luego Piard le escribió y surgió, a partir de ahí, el contacto epistolar, que desembocó en este evento. En ese marco se presenta la “antojolía” de Báez, quien sigue escribiendo, a la par que programa el MAAC Cine y se desempeña como catedrático universitario.

BREVES
ACTO
La  presentación del libro El viajero inmóvil (obra que se editó con el auspicio de la Universidad Santa María) y exhibición del filme  del mismo nombre es hoy, a las 19:00, en el MAAC Cine.