Es común y casi una tradición en los conciertos de artistas extranjeros introducir a los grupos o solistas nacionales como teloneros, y lo único que se consigue es hacer perder la paciencia de los asistentes, sometiendo al artista nacional al maltrato del público en vez de aplausos.
Pero, ¿por qué? Por la forma indebida como se manejan los horarios y las presentaciones. El animador del evento da la cara al público media hora o una hora después de lo dicho en la publicidad, para después convertirse en un artista más, dando uso incontrolable al micrófono.
De ahí, en orden de súper novato a semiprofesional, empiezan a desfilar artistas o seudoartistas nacionales, algunos amigos del organizador del evento, otros son los que tuvieron presupuesto para pagarle al organizador para que los deje presentarse y, muy de vez en cuando, alguien que se presenta por estar en boga. Todos ellos, claro está, son tratados como lo que son, teloneros sin pena ni gloria, dándoles unos cuantos canales de la consola para que resuelvan y un par de luces para que se los alcance a ver. A continuación viene el artista extranjero famoso o el “refrito” de artistas extranjeros algo recordados, que vienen a presentar sus temas exitosos de los ochenta sin nada nuevo, pero bueno, esa es otra historia. Para cuando se presenta el artista principal, la gente está lo suficientemente cansada o pasada de tragos como para disfrutarlo, por lo que no queda otra que retirarse en media presentación.
Publicidad
Está rutina la he visto tantas veces como a conciertos he asistido; fue el caso de Molotov, donde desfilaron un montón de grupos ecuatorianos poco conocidos, presentándose el artista principal como una hora y media después. Willie Colón se presentó 6 horas después de lo prometido en la entrada y publicidad; en Salinas, hace pocos días se presentó Wilfrido Vargas, tan tarde que la gente se iba mientras él hacía un buen show, ya que se presentaron personajes no programados.
Son dos problemas claros que existen: 1.- La forma irresponsable como se manejan los tiempos, se miente descaradamente al público sobre el horario de la presentación (dicho sea de paso, los lugares de la presentación se llenan a tiempo, no siendo esto el motivo de la demora), lo que hace muy agotador disfrutar de un evento, ya que por lo general se observan de pie las presentaciones; 2.- El irrespeto total y desmedido hacia el artista o seudoartista que se presenta. Aquí entra la pregunta: ¿quién es el culpable, el artista o el organizador?
Podríamos decir que el artista nacional, ya que por unos minutos de fama se deja someter a todo eso, para presentarse ante un público que realmente la mayoría de veces no tiene interés en verlo, ya que ni siquiera consta en ninguna publicidad previa al concierto, ni en letras pequeñas la mayoría de veces. También podríamos decir que el organizador. Se supone que es ley que un artista nacional se presente antes de uno extranjero, pero eso debe incluir el respeto y las facilidades correspondientes al artista local, haciéndolo partícipe desde el momento de la publicidad e integrándolo de forma organizada. Sería bueno evitar presentar tantos artistas locales de entrada para poder disfrutar y no hostigar, así también se puede invertir más tiempo en la prueba de sonido de los artistas nacionales, entre otras cosas.
Publicidad
En conclusión, el irrespeto termina siendo para todos: para el público, para el artista nacional y para el artista extranjero.
Cristhian X. Avilés Sánchez,
Guayaquil