Patricio Pazmiño, titular de la autonombrada Corte Constitucional, que ya asumió todas las facultades que le da la Constitución, se define como amigo de Rafael Correa, Ricardo Patiño y Gustavo Larrea.
Apenas si termina la dictadura militar. Año 1979. Un grupo de universitarios de la Central –para financiar sus nacientes actividades políticas y, de paso, cumplir la cada vez más precoz aspiración de “independizarse” al salir de casa de papá y mamá– concluye que es buena idea iniciar un negocio. Aunque de negocios no saben absolutamente nada.
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Juntan dinero y deciden comprar una tienda –sector San Juan, centro de Quito– con sacos de papas, lentejas y arroz. Todo incluido. Incluso un reducido cuarto trasero que, a más de bodega, cumple la ingrata función de dormitorio. Pero aquella soñada “independencia” dura apenas seis meses porque, como de negocios no saben absolutamente nada, quiebra enseguida.
Transcurren casi 30 años, pero aquellos jóvenes siguen relacionados. Ya no en una tienda de barrio, sino desde la función pública. Entre ellos, Patricio Pazmiño, el hombre que lideró el sorpresivo “autoascenso” del Tribunal Constitucional (TC) a Corte Constitucional (CC), el ente más poderoso de la reformada estructura del Estado.
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Desde la época universitaria sus amigos de siempre lo llaman Leoncio León por dos motivos: su primer nombre es Leoncio y –tal como hacía el personaje de la caricatura de Hanna Barbera con el amargado Tristón– busca respaldar a sus compañeros.
“Siempre intentaba proteger a sus allegados”, recuerda Adrián Bonilla, director de la Flacso y su mejor amigo en el colegio Luciano Andrade Marín, donde apoyó la postulación de Pazmiño a la presidencia del curso.
Esa amistad, sin embargo, no logró que Bonilla participara en el negocio, pese a que decidieron estudiar la misma carrera: Derecho. Quien sí fue su socio es Gustavo Larrea, uno de sus amigos más cercanos en la Universidad (entonces estudiante de Sociología) y actual ministro de la Seguridad Interna y Externa, con quien coincidieron en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), una organización tildada de extrema izquierda que, años más tarde, junto con otras agrupaciones de la tendencia, fue investigada por órganos de seguridad del gobierno de León Febres-Cordero.
Pazmiño era dirigente del Frente Revolucionario de Estudiantes (FRE), cuya matriz política era el MIR, y con Larrea se reunía en la trastienda. No solo para organizar el negocio o cuantificar las ventas del día. También para estudiar la doctrina política que profesaban.
“Ahí leíamos sobre materialismo histórico y dialéctico, socialismo científico, a Agustín Cueva, a Marx, a Engels, a Lenin, La joven guardia, Dostoievsky”, recuerda Mario Cárdenas, ex “socio” de Pazmiño y Larrea y actual intendente de Pichincha.
Pazmiño ríe cuando se le menciona el episodio y comenta sin detalles que, con los años, la historia se ha alimentado más de los mitos que de la realidad.
La amistad y confianza entre Pazmiño y Larrea, sin embargo, se profundizó con los años. Hay ejemplos. Cuando el Ministro se desempeñó como legislador del extinto APRE (de Frank Vargas Pazzos), entre 1994 y 1995, lo invitó a ser su asesor. Luego fue vocal del Tribunal Electoral (TEP) por el mismo partido.
Pazmiño después se involucró con grupos de derechos humanos a través de la coordinación del Centro de Derechos Económicos y Sociales (incluso lo postularon a Defensor del Pueblo en el 2005, pero el Congreso no lo escogió). Otra coincidencia con Larrea, quien lideraba la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).
Y aunque califica a Larrea como su amigo, fue otro quien lo involucró a Alianza PAIS a fines del 2006: Ricardo Patiño, ministro coordinador de la Política. Lo conoce hace diez años porque, al igual que con el presidente Rafael Correa, coincidían en foros académicos, sobre todo de economía y deuda externa.
Pazmiño fue el encargado de redactar el estatuto electoral de la Asamblea Constituyente que se sometió a consulta popular el 15 de abril del 2007 y que reguló su instalación y funcionamiento. En esa época, los periodistas debían comunicarse directamente con él para conocer los avances del documento y en el movimiento oficial se lo identificaba como el coordinador de la Comisión de Juristas que redactaba el borrador del estatuto.
Pazmiño ahora le baja el perfil a ese encargo y dice que se trató de una asesoría de “grupo de abogados”, pero militantes y legisladores de PAIS opinan lo contrario. Pazmiño frecuentaba Carondelet para coordinar el texto. Esa misma comisión trabajó luego en la redacción de un reglamento para el proceso de elección de los asambleístas.
En esa época, Pazmiño estudiaba los argumentos jurídicos que señalaban que Correa tenía la facultad para ordenar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que convoque a consulta sin la autorización del Legislativo.
Fue Correa quien meses más tarde, en mayo del 2007, lo puso como cabeza en las ternas que envió al Congreso para elegir a los nueve vocales del Tribunal Constitucional (TC), ahora CC, por decisión de sus miembros y con la venia de Acuerdo PAIS.
Entre sus más cercanos colaboradores están dos ex miembros de la comisión de redacción del estatuto: Stalin Raza, ex asesor de Rossana Queirolo en la Asamblea, y Jorge Badillo, ex integrante de las ternas del Ejecutivo y ahora funcionario de la Procuraduría que, en comisión de servicios, trabaja en la CC.
Esta Corte, aunque transitoria, asumió el 21 de octubre pasado todas las facultades que le otorga la Constitución, aunque la ley de la CC recién debe aprobarse en el plazo de un año.
Pazmiño, quien califica a Correa, Patiño y Larrea como sus amigos y reconoce “coincidencias ideológicas”, preside la única institución en el país que puede autorizar un juicio contra el Mandatario. Puede, además, revisar fallos judiciales. También le quita al Legislativo la facultad de interpretar la Constitución.
El artículo 25 del Régimen de Transición (RT) dice que una vez constituidas las “nuevas” funciones Legislativa, Ejecutiva y de Transparencia y Control Social se organizará la comisión que elegirá a la “primera” CC.
Pazmiño se defiende con el artículo 27 del mismo régimen, aunque, más bien, este ratifica el estatus del TC: señala que sus integrantes terminarán sus periodos cuando se posesionen los vocales de la nueva CC. “Habla de prorrogar los periodos, no la vida del TC que ya no existe en la nueva Constitución”, señala.
Pazmiño, en su etapa de militante de izquierda y activista, denunció a tres ex presidentes: a Jamil Mahuad, por el presupuesto destinado a la salud; a Gustavo Noboa, por el trato a los indígenas; y a Lucio Gutiérrez, por el decreto de emergencia que emitió antes de su caída. De ahí que la oposición se plantea hoy: ¿será capaz de actuar de la misma forma con Correa?
DATOS: Patricio Pazmiño Freire
PERSONAL
51 años, casado con Gina Chávez, abogada y dirigente ambientalista.
PROFESIÓN
Doctor en Jurisprudencia (Universidad Central, 1985) y máster en Ciencias Sociales con mención en Estudios Amazónicos (Flacso, 1995).
TRAYECTORIA POLÍTICA
Titular del Tribunal Constitucional, ahora Corte (desde el 2007); director de Consultoría Legal de la Procuraduría (2007); coordinador de la comisión que redactó el estatuto de la Asamblea (2007); candidato a la Defensoría del Pueblo por los DD.HH. (2005); asesor del ex diputado del APRE, Gustavo Larrea (1994-1996); vocal del Tribunal Electoral de Pichincha por APRE (1996-1997).
EXPERIENCIA PROFESIONAL
Coordinador general del Centro de Derechos Económicos y Sociales (Cedes) de 1999 al 2005.