Por más que he averiguado por los alrededores de los parques respectivos, los habitantes y trabajadores de esos sectores a lo único que atinan referirse es por lo que cuentan, unos personajes tétricos y misteriosos que llegaron con escaleras y toletes desde hace meses; y encajaron en las estatuas las sucias y denigradas banderas de Guayaquil.
El motivo para que hasta hoy estén como afrenta, nadie me puede aclarar. Me dice la gente que los trepadores de los monumentos pusieron sus extremidades sobre el mármol y el bronce. Y faltaron el respeto al arte y a la historia del cantón. Dejaron los palos y las telas como se han visto por varios meses, hasta hoy.
El trapo sucio que está en el monumento a Pedro Carbo, como que le brota de la barriga y tiene en lóbregas letras negras una palabra que no se alcanza a descifrar. Es que la tela cae envuelta y marchita en el palo que dizque se llamaría asta.
¿Alguna prepotente autoridad ordenó escribir palabras o frases sobre la insignia de la libertad guayaquileña? ¿Una bandera debe pintarrajearse? Pues allí está. ¿Seguirá con su ofensa hasta octubre?
Sin embargo, el premio a la grosería está en Boyacá al llegar a Manuel Galecio. Sobre la vereda oeste en lo alto han tendido una especie de cordel como para colgar ropa. Los trapos sucios envueltos a la diabla sobre ese cordel son tres o cuatro banderas de Guayaquil. Y están rotas.
En Illingworth, acera norte, al pie del Programa Muchacho Trabajador del Banco Central, hay otro trapo vergonzoso. Muy cerca está un cegato Consejo Provincial que desconoce la ofensa.
La Gobernación tiene otra, muy cerca, a una cuadra. En la esquina norte de Illingworth y Pichincha está un trapo pegado al palo que lo sostiene ¿Podrá flamear, descolorido y todo? Un asco.
No muy distante, en Pedro Carbo y Luque, otro caso, esquina noreste.
No se queda atrás por la suciedad y el irrespeto la bandera de Pedro Carbo y Aguirre. Y las que están en postes cerca de la Saiba.
Al regresar al parque Pedro Carbo, en la calle del mismo nombre, en media cuadra, frente a Zumoterapia (no es comercial...) la seudobandera es ofensa al civismo local.
Otra igual en Chile y Vélez. Y, rota, la que cuelga mísera en Pedro Carbo entre Francisco de Paula Icaza y Víctor Manuel Rendón. Sigue la de Chile, entre Vélez y Luque.
Por ese sector, 9 de Octubre, Vélez, Luque hay más afrentas. Y si llegamos a la Plaza del Centenario, entrando por Lorenzo de Garaycoa y 9 de Octubre, a un auriga, en su brazo que está muy cerca del caballo que doma, se nota un envoltorio que por los colores plomo y lodo hace pensar que fue bandera de Guayaquil...
¿Cómo los irrespetuosos alcanzaron la altura del bronce? Evidentemente que fueron con altas escaleras.