Sentado en una de sus mesas me sentí un misterioso ser de piedra mirando al mar. Escuchar blues bebiendo un tinto o una cerveza frente al mar azul de Salinas es posible en Café Bar Rapa Nui, ubicado en Malecón y Rumiñahui (planta baja del edificio El Doral).
El lugar atiende todos los días de 07:00 a 04:00. El asunto es que Isla de Pascua, famosa por sus misteriosas esculturas megalíticas frente al mar, es también llamada Rapa Nui.
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Este café bar con sus 20 años a cuestas es el más antiguo de Salinas. Antes se llamaba Angaroa –capital de Isla de Pascua–, pero desde hace tres años le pertenece a Rolando Cerda Castillo –de 58, oriundo de Santiago de Chile–, quien nunca pensó tenerlo pero “me pagaron una deuda con el bar y me quedé con él”. Para que no perdiera su ancestro chileno lo bautizó como Rapa Nui, el lugar más apartado del planeta.
Cerda hace cinco años llegó a trabajar por dos semanas y aún no tiene intenciones de volver. “Para qué voy a regresar a ese frío”, dice mientras en zapatillas, bermudas y camisa playera disfruta de trabajar en un paraíso a pocos metros del mar. Vive con sus hijos y pronto nacerá su nieta ecuatoriana.
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Rapa Nui en el día es una cafetería que ofrece desayunos, almuerzos basados en carne, pollo, pescados, mariscos y ensaladas, a más de sándwiches, tortas y postres. Al final de la tarde comienza su vida de bar con cocteles, licores finos y cerveza. Piqueos y sándwiches.
Por la noche, la gente ocupa su amplia terraza al pie del malecón y con vista al mar. Unos piden los cocteles de la casa: Rapa Nui (con una base pisco) o Ponche (vino con brandy y fruta) por $ 4. Otros devoran el inmenso Rapa Nui Sánduche, también a $ 4 (pan especial, carne a la cacerola, queso, lechuga y tomate).
El bar tiene buena onda, el que llega se aliviana. La gente joven se relaciona con la más adulta, a todos les gusta escuchar blues, jazz, rock clásico y disfrutar de conciertos en video. “A los que están solos los relaciono para que no experimenten lo que me pasaba en Chile cuando iba a un bar: comía solo, hablaba solo, pensaba solo, siempre estaba solo y eso no me gusta”, reflexiona Cerda. El bar tiene un libro de visitas donde hay opiniones, dibujos, versos. “La gente lo tomó para tirar flores y el florero también”, bromea Rolando.
Su interior está decorado con recuerdos que han ido dejando los amigos: lámparas de vidrio; mandíbulas de tiburones; adornos de tagua; esculturas y cuadros de artistas ecuatorianos, cubanos, chilenos; la guitarra que el Viejo Napo dejó después de una serenata.
Cada seis meses, Cerda hace una encuesta, en la última el 97% de su clientela opinó que acude por la música, el ambiente y la atención. Su gente es feliz cuando en la pantalla gigante desfilan Ray Charles, B.B. King, Eric Clapton en concierto y aunque muchos creen que la gente no gusta de ese tipo de música, la de Rapa Nui sí.
Los fines de semana hay música en vivo con artistas jóvenes o llegan a hacer malabares de circo, etcétera. Han organizado peñas, recitales de poesía, lecturas de cuentos. “Hemos creado nuestro propio público sin competir con otros negocios”, manifiesta Cerda en su bar abierto a los cuatro vientos, que siempre está lleno de gente de la Península y turistas, a quienes a las 04:00 debe rogar que se marchen, porque si fuese por ellos amanecerían en Rapa Nui, el paraíso terrenal de Salinas.
Informes: (08) 521-2495-