Bailan tango.
Todos los miércoles, el tango es la banda sonora de Plaza del Sol (av. J. Tanca Marengo y A. Romero Castillo, frente a Mall del Sol). A las 20:00, empiezan a llegar los fieles amantes de este género musical. Es cuando los guayaquileños Cynthia Espíndola y Dúval Barrezueta bailan tango, milonga y tango electrónico.
Alrededor de las 21:00 empieza el show. Durante una hora, el argentino Fabián Fariña estremece al público con un puñado de tangos clásicos: “¿Dónde estará mi arrabal?/ ¿Quién se robó mi niñez?/ ¿En qué rincón, luna mía, /volcás como entonces tu clara alegría?”.
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Únicamente Cynthia y Dúval bailan. Ella se deja conducir por los compases y arabescos del tango. Es cuando algunos, beben una copa de vino y reviven los tiempos de la antigua tanguería Cuartito azul.
Después del show, la pista es para todos los fanáticos. “Desde junio del año pasado, aquí se vive una milonga pero con un show de intermedio, discoteca de tango la llaman en Argentina”, explica Dúval Barrezueta.
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El espectáculo es al aire libre y el público no está obligado a consumir. El organizador de estos miércoles tangueros –que continuarán durante la temporada playera– es Fabián Fariña. Los miércoles, la clase de baile es gratuita.
Cynthia y Dúval dan clases de tango en Alianza Francesa (J. Mascote y Hurtado): lunes y viernes de 19:00 a 21:00) y en Dance Shop & Gym (Lomas y la Quinta, Urdesa): martes, jueves y sábados. Reciben alumnos de todas las edades, aunque la mayoría son menores de 25 años.
Cynthia Espíndola (20 años) es bailarina de danza clásica, cursa el tercer año de Economía y Gestión Empresarial en la Espol. También da clases de ballet y es modelo. “Bailamos todo tipo de tango, pero nos identificamos con el estilo de los hermanos Miguel Ángel y Osvaldo Soto –argentinos–, según muchos, los mejores. Tango de salón, clásico, muy caminado y elegante”.
Como su familia materna es chilena, Dúval vivió, estudió y trabajó en Santiago. Siempre escuchó tango. Cuando tomó clases de baile se enamoró de la música y frecuentó las tanguerías. Actualmente es traductor de inglés en una compañía china, pero quiere dedicarse solo al tango y abrir una tanguería.
Al compás del tango brotan anécdotas. Dúval cuenta que bailando abrazó a Cynthia para hacer una bajada, pero ella le dijo al oído: “No bajes porque se me está resbalando el vestido”. Ella, en cambio, comenta: “Tengo que comprar millón de pares de medias porque Dúval me las daña al bailar”.
A eso de las 23:00, cuando la luna noctámbula baila entre nubes, abajo, en la Plaza del Sol, las parejas disfrutan de una sola pasión: el tango.