La base de cualquier sistema democrático es la manera cómo los ciudadanos eligen a sus mandatarios. Y en este sentido, la actual Constitución tiene varios defectos que favorecen al populismo, la demagogia, la concentración de poder en las élites partidistas y la falta de representación del electorado. Muy probablemente la Asamblea va a resolver estos problemas estableciendo: 1) distritos electorales, 2) voto unipersonal para diputados, consejeros y concejales, y 3) elecciones primarias dentro de los partidos. Esperemos que también se apruebe el voto voluntario. Estos cambios serían un golpe definitivo contra la partidocracia (que siempre se ha opuesto a realizarlos), y por añadidura promovería una disminución del número de partidos y movimientos, manteniéndose los que practiquen una real democracia interna y que tengan una verdadera ideología política que identifique a sus miembros.
Es posible que se reestructure la CSJ. Quizá conviene una reducción del número de jueces, y un refuerzo del sistema de cooptación para su elección. Con seguridad habrá cambios en el TSE y TC haciéndolos parte de la CSJ, y buscando una mayor independencia política lo cual es urgente y esencial para recuperar la seguridad jurídica.
Aparentemente habrá cambios importantes en la división político-administrativa del Estado, con un reordenamiento territorial que contemple siete regiones (dos de ellas serían Quito y Guayaquil). Si así se decide, lo importante es que exista una auténtica autonomía para estos territorios, y no caer en prácticas centralistas que tanto daño han hecho al Ecuador.
La Asamblea promoverá una “economía solidaria”. Si esto se entiende como utilizar los excedentes económicos para invertirlos entre los más pobres vía salud y educación, bien por el país. Adicionalmente, la nueva Constitución debe consolidar la dolarización y respetar la propiedad privada para devolverle la confianza a los empresarios, y así fomentar nuevas inversiones que generarán los excedentes económicos necesarios para poder ser solidarios.
Un tema preocupante es la inminente reforma tributaria que tratará la Comisión Legislativa. Los asambleístas deben entender que el problema tributario es la evasión, y no la falta de impuestos. Cualquier reforma en función de una recaudación efectiva de los impuestos actuales será bienvenida por los empresarios honestos que cumplen con sus obligaciones. Si por el contrario la reforma aumenta la carga tributaria, justamente esos empresarios cumplidores se verían mayormente afectados al competir deslealmente con empresarios evasores. Además, disminuirían las inversiones.
Lo que está claro es que la Constituyente será un proceso relativamente corto y posiblemente en el primer trimestre del próximo año se aprobará la nueva Constitución, con lo que a mediados del 2008 habrá elecciones generales como parte de sus disposiciones transitorias. De ahí en adelante, está por verse...