Esta feliz experiencia, que fue como una segunda luna de miel, los llevó a intensos recorridos por el Centro Histórico a pie, en chiva e incluso en un romántico carruaje halado por caballos hasta las inmediaciones de los templos más emblemáticos de la urbe: la catedral, la iglesia de San Pedro Claver, uno de los patronos de la urbe, y la iglesia de Santo Domingo.