Hay que partir de tres consideraciones básicas: 1) En general, la información internacional tiene poco peso en los noticieros televisivos. 2) La información internacional no es emitida acorde con alguna agenda editorial coherente. 3) Lo que suceda en la “periferia” (países como el nuestro) no tiene real importancia frente a lo que suceda en las metrópolis.

¿Ejemplos? En los noticieros del martes, la paliza que propinaron algunos agentes de Policía a un ciudadano negro en Nueva Orleans tuvo mucho más despliegue (en tiempo y situación editorial) que el desesperado llamado de la ONU para que la solidaridad internacional se haga presente en Pakistán. O que los anuncios del Gobierno de ese país de que las víctimas mortales confirmadas suman ya 25.000, pero que esa macabra cifra puede subir a 40.000. O que un nuevo temporal en Centroamérica pone en vilo a 200.000 personas que han quedado sin hogar. O que las víctimas confirmadas por el huracán Stan ya suman mil.

La dependencia de los noticieros de TV hacia la CNN explica la poca fortuna mediática de Stan frente al estrellato de Katrina e incluso de la tormentilla tropical que pasó por Europa (Vince). Pero esa dependencia de la cadena con sede en Atlanta es más el efecto que la causa… Ayer, Luis Foix, articulista de La Vanguardia de Barcelona escribía lo siguiente: “Un famoso lord de Fleet Street, la antigua calle de la prensa de Londres, colgó una nota en la redacción de su diario que decía más o menos que ‘un inglés siempre es noticia, diez franceses son noticia, cien alemanes son noticia, mil indios también son noticia, pero nunca pasa nada en Chile”.

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Las delicias de las salas VIP
Bueno, la nota de aquel Lord sigue colgada en los cerebros de quienes deciden las agendas noticiosas en las televisoras (y en muchos de nosotros, hay que reconocerlo). Entonces, seguimos pensando que (los lugares van cambiando, pero el orden se mantiene): “Nueva Orleans siempre es noticia, 191 madrileños son noticia, 40 mil paquistaníes son mucho menos noticia, pero en Guatemala, Honduras y El Salvador nunca pasa nada”.

¿Y el parroquianismo? Claro, porque los dimes y diretes de Febres-Cordero y Nebot tienen más importancia y ocupan los espacios VIP y dorados de los noticieros, mientras que toda esa generación de paquistaníes sepultados en los escombros o los 200.000 centroamericanos sin hogar (con más de mil muertos) se suceden entre los cortos y las informaciones de segundo nivel.

A falta de pan, circo. Solo que ahora ya no solamente hay dos actores en la pista, sino tres: al supuesto y mediáticamente delicioso Nebot vs. Febres-Cordero, ahora se suma Carlos Vera… O si no había que ver el despliegue dado ayer al intercambio de cartas, frases descalificadoras y a la presurosa reportera concurriendo a TV Cable.