Muchas cosas buenas nos dejó el paro, algunas de las cuales consigno para los lectores, que no paran de leer:
1.- Puso a andar a la oposición. Y es que la oposición se pasaba sentada en el Congreso tratando de armar una mayoría que nunca se armaba, o permanecía gritando al frente de la pichicorte, o rezando dentro de la Catedral para que cayera Lucio. En cambio, durante el paro toda la oposición tuvo que caminar y así puso en evidencia eso que los analistas llamamos ejercicio democrático. Bien le ha de sentar, porque el ejercicio baja el colesterol y controla los triglicéridos, y mucho más si es democrático. El ejercicio antidemocrático, en cambio, hace que regrese el colesterol desde Panamá con todos sus triglicéridos, cosa peligrosísima porque, como se sabe, el colesterol y los triglicéridos producen infarto. No pues infarto al corazón, sino infarto a la razón, que es mucho más pior.
2.- Puso a andar a Lucio, que, aunque no fue a Cuenca, envió corriendo tres millones de dólares, a pesar de lo cual no evitó que la ciudad entrara en paro. Y después, también corriendo, fue a Manabí, donde entregó muchos cheques, impresoras, computadoras y hasta una cámara digital y, en un gran ejercicio de originalidad, dijo que él lucha contra la oligarquía corrupta.
¡Tiene una agilidad mental el Lucio! ¡Siempre se le ocurre alguna frase chistosísima! Y nunca, pero nunca, repite la misma frase más de mil veces.
3.- Hizo que todos nos mantuviéramos saltando frente a la tele, y tac, tac, tac, con el control remoto en la mano, estuviéramos corriendo de un canal a otro para no perdernos ni uno solo de los spots antiparo que el Gobierno había preparado bajo el lema de “Comunicación en tiempos de crisis”, y que nos demostraban que sí: que con Lucio todos los tiempos son de crisis. ¡Qué bella publicidad! ¡Todos los que salían allí nos decían que hay que trabajar! La pena es que no la vieran los del Gobierno, que estaban ocupadísimos en no trabajar y se dedicaban a organizar manifestaciones de burócratas que, bien trabajadores, dejaban sus trabajos para trabajar en la calle gritando a favor de Lucio, lo cual les garantiza que puedan seguir trabajando.
4.- Logró que los policías y los militares, aprovechando que no había tránsito, se sentaran a descansar sobre los kilómetros de alambres de púas enroscados alrededor del Palacio, montaran a caballo en la Plaza de la Independencia y quitaran las licencias a los que andaban a pie y no tenían matrícula. Matrícula de ser de Sociedad Patriótica, pues. Lindo pasaron. Ahora están un poco con almorranas, pero no importa: pasado el paro, y aprovechando que ya hay semáforos, pueden ir a darse unos bañitos de asiento. O de a doscientos, con el sobresueldo.
5.- Los manifestantes terminaron llorando con las miles de bombas, lo cual es una contribución de Lucio a su limpieza ocular y, a su vez, una contribución de los manifestantes al Gobierno, porque riegan con lágrimas la tragedia de vivir en dictadura.
Pero bueno, no se preocupen que sí ha de haber otros paros, que nos han de mantener a todos en gran estado físico. Aunque con el colesterol y los triglicéridos cada vez más subidos. Pero no pues en nuestro torrente sanguíneo, sino en el del Lucio.