Juan Pablo II, Karol Wojtyla, murió sin parientes cercanos, pero dejó en Polonia primos lejanos a los que siempre rodeó con su afecto, recuerda Josef Kojder, un familiar suyo.

“Él estuvo siempre presente en la vida de mi familia”, explica Kojder, de 67 años. Técnico retirado, Kojder es “el cronista” de la familia  Wojtyla, de la que una de sus ramas acabó con la muerte del Papa.

Pero él no es un Wojtyla. Entró en la familia al casarse en 1960 con Wanda Wojtyla, una prima lejana del Papa.

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En su humilde casa de Czaniec, al pie de los montes Beskides, en el sur de Polonia, Kojder muestra el árbol genealógico de la familia, que se inicia con Franciszek Wojtyla, un juez nacido en 1828. Él tuvo  dos hijos: Maciej, el abuelo de Juan Pablo II, y Pawel, el abuelo de Wanda, que murió hace cinco años.

Mientras que la descendencia de Pawel fue muy numerosa, Juan Pablo II fue el último de la línea de Maciej.

Tras la elección papal de 1978 las relaciones de Juan Pablo II con su familia se limitaron a intercambios de felicitaciones en Navidad o Pascuas. La última correspondencia del Papa está fechada en la Navidad del 2004. Son agradecimientos a las buenos deseos que Josef Kojder le envió.