La Semana Santa es una tradición cristiano-católica creada para sintetizar en pocos días el recuerdo de hechos trascendentales de la vida de Cristo; este recordatorio culmina con la muerte y resurrección de Jesús, realidades de fe que tienen su epílogo en las primeras horas de la noche del Sábado Santo o, más formalmente, en el Domingo de Resurrección. Mucho ha cambiado el mundo cristiano ecuatoriano en su apego a las tradiciones, sin embargo todavía existe un espacio en cada corazón para meditar, para examinar comportamientos, para ver la vida con un prisma más espiritual, para cumplir con nuestras obligaciones personales y sociales.

Desde mi óptica de educador cristiano y católico, gusto más de Semana Santa cuando esta cae en el mes de abril, como aconteció el año anterior, porque cuando esto sucede es posible preparar a los niños y jóvenes, y a través de ellos a los padres de familia, para que los misterios de esta semana mayor no pasen sin pena ni gloria, sino que sirvan para dar un buen comienzo al año lectivo y caminar de manos con Dios y con nuestros compromisos de fe. Apelo a la madurez de los progenitores para que hagan de estos días momentos de unión familiar y de meditación grupal. Me permito poner a consideración de ustedes algunos aspectos dignos de ser tomados en cuenta:

-Frente a los misterios de un Dios que escoge morir voluntariamente para salvar a la humanidad, no cabe otra cosa que entender la razón de ser de nuestras vidas; no fuimos creados como consecuencia de un pasatiempo o experimento del Creador, pues nacimos, según doctrina común, como efecto de un plan divino sobre los humanos: creced y multiplicaos y dominad la tierra.

-La tierra ostenta la mayor cantidad de leyes que la gobiernan; leyes químicas, leyes físicas, leyes biológicas, leyes sociales, entre otras; solo el conocimiento de estas leyes, su recto uso y la comprensión del porqué de su existencia hacen que el ser humano pueda dominar la tierra. Dominar la tierra no es sojuzgarla, destruirla o causar la ruptura del equilibrio de fuerzas; dominar significa en este contexto hacer que la tierra y lo creado lleguen a su plenitud.

-Las leyes y las normas deben ser respetadas por los humanos para que ellas cumplan con su finalidad: servir de horizonte y de fijación de límites para obtener una sana convivencia colectiva. Atropellar las normas es crear el caos; el caos se opone al orden; el orden dentro de la justicia es indispensable para el progreso de los pueblos.

-Las autoridades tienen una sola razón de ser: fueron elegidas para servir a la colectividad; si estas autoridades se proclaman cristianas, están obligadas a servir dentro de los horizontes de una visión espiritual de largo aliento que estimule el crecimiento humano de toda la colectividad.

-Los padres de familia, dentro del contexto de las verdades que encierra esta Semana Santa, están llamados a sembrar en las conciencias de infantes, de niños y de jóvenes, mujeres y hombres, la semilla de los principios y valores indispensables para convertirlos en seres útiles, en hijos amorosos, en ciudadanos respetuosos; necesitamos gente con ganas de vivir, con afán de compartir, con gusto por crecer y progresar.