Soy usuaria de buses, busetas y taxis, y vivo en carne propia lo incómodo de ese servicio público.

La gran mayoría de buses está en muy mal estado, la tapicería de sus asientos, rota; no hay espacio suficiente entre asientos. Muy pocos son los carros que reúnen los requisitos de buen servicio.

De Urdesa para trasladarme al centro de la ciudad, las líneas que me llevan de manera directa son la 6 y la 53, pero en esta última línea no existen casi unidades de 25 centavos el pasaje, sino las populares que dan vergüenza por viejas, pequeñas, y sus conductores  muy mal presentados. Lo mismo puedo decir de los taxis, hay muchos que deberían ser sacados de servicio.

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No es necesario tanto transporte público, muchos transitan con pocos pasajeros. Es hora de que la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), la Gobernación del Guayas y el Alcalde intervengan para tener una transportación digna.

El 28 de febrero pasado volvieron a estar en huelga los transportistas, cuando los usuarios somos los que no deberíamos embarcarnos en sus automotores, mientras ellos no les pongan la presentación y las garantías debidas.

En Urdesa casi todas las líneas de transporte público transitan en mal estado, y hacen contraste feo con la ciudadela que comienza a regenerarse.

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Los urdesinos que salimos a diario de nuestras casas no estamos en condiciones económicas de usar el servicio particular de “taxi amigo”, que sí da buena atención.

Ojalá se esté pensando en otro tipo de unidades que transiten dentro de esta ciudadela.

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Laura Gómez Serrano
Guayaquil

Si tantos buses no pasaran por la calle Rumichaca, no habría problema para las personas que habitamos en ese sector, por el estruendo de los pitos, frenos, ruidos de motores de los buses y el vocabulario soez de todo el que pasa por ahí.

Es difícil dormir, sentarse a la mesa a comer con tranquilidad, o trabajar en las tareas escolares.

La solución es fácil, hay que redistribuir el tráfico.

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No es posible que tantas líneas de buses transiten solo por una calle.

Es inaudito que eso ocurra solo a media cuadra de la avenida Nueve de Octubre.

El mismo caso lo tiene la calle García Avilés, donde he llegado a contar el paso de 16 buses entre el cambio de un semáforo a otro, y los carros van vacíos.

Veamos si nos dan solución al problema.

Jacqueline Ruiz B. de Galarza
Guayaquil