En los treinta y tantos libros y las decenas de artículos y ensayos acerca de Administración (Management) escritos por Peter Ferdinand Drucker, no se aparta de lo que es su filosofía original nacida por la observación de cómo funciona la sociedad en general.

El gran pensador, considerado el gurú de la administración moderna, observó que el desorden social llegaría a ser productivo, social y económicamente, si estuviera bien dirigido y orientado; que la cuestión no es solo de moral y poder, sino de responsabilidad y conducta; es decir de la formación de hombres y mujeres que tengan la capacidad para organizarla con gran habilidad y conocimiento para la “ejecución voluntaria y conjunta de tareas mediante el ejercicio de juicio responsable”.

Allá por 1955 y luego en 1960 en sus clases vespertinas en la Escuela Graduada de la Universidad de Nueva York, Drucker nos decía que estaba en proceso una nueva realidad social creada por el inevitable ambiente impulsado por la sistemática innovación que se percibía. (Estos temas fueron luego desarrollados en sus libros: Innovación y empresariado, Nuevas realidades, La nueva sociedad y Gerencia en tiempos de grandes cambios, entre otros).

Sus pensamientos seminales están contenidos en sus obras: Landmarks of Tomorrow (1957) Fronteras del futuro; La gerencia de empresas (1954); La gerencia: tareas, responsabilidades y prácticas (1973). En estas obras está vertido en síntesis el pensamiento administrativo de este gran pensador de la administración, que luego las ha desarrollado en sus publicaciones específicas.

Drucker generó dos conceptos fundamentales: administración por objetivos y autocontrol, y la innovación practicada por el empresariado innovador; en los que analiza sistemáticamente el cambio que hay que realizar en razón de lo que el comprador de mercancías o servicios considera “valor”. (En dos ejemplos típicos el autor se refiere al caso de la penicilina, descubierta por el doctor Fleming; y McDonald’s, con las comidas rápidas).

Sin objetivos concretos no se puede administrar, controlar y medir una gestión. Menciona: el objetivo de nuestro negocio es ganar dinero, pero esto es una finalidad obvia, sin indicar las vías, los procesos y productos que se utilizarán para ganar dinero, y cuánto. De otro lado, una administración no innovadora, aunque sea propietaria de alta tecnología, seguirá haciendo lo mismo aunque utilice nuevos instrumentos (el espejo por ser más grande no deja de reflejar la misma imagen). Los buenos resultados vienen por conocer los nuevos caminos que siempre debe estar buscando la gerencia innovadora de la empresa para mantenerla competitiva.

En una de sus clases magistrales –lo recuerdo– el doctor Drucker enfatizaba que una buena administración requiere de objetivos claros, bien definidos y realistas; de oportunos sistemas de control administrativo (no burocrático); y una eficiente administración del dinero efectivo. Pero ocurre que cuando al empresario le llega el dinero al bolsillo, pasa por alto factores primordiales de supervivencia empresarial.

La efectividad gerencial –músculo de la competitividad– se materializa a través de la actitud empresarial innovadora, que en esta época de cambio rápido demanda de la alta dirección el análisis de los objetivos, cómo se ha comunicado y organizado los motivos empresariales, cómo se está midiendo el desempeño y cómo se está preparando a la gente.

Todo lo que existe envejece; no es posible seguir pensando que con aquello que se tuvo éxito, el éxito seguirá y que la transformación puede esperar.

¿Será esta ausencia de innovación que hace que el Ecuador esté en tan bajo puesto en la competitividad internacional?