El rehén egipcio Sayed Mohamad Sayed al Gharbaui,  que recuperó la libertad este lunes tras más de dos semanas de cautiverio en  Iraq, aseguró haber sido "muy bien tratado" por sus secuestradores, un grupo de  islamistas.
 
"El primer día fue muy duro pero después me trataron muy bien", explica el  camionero de 42 años, padre de tres niños y una niña, resplandeciente de  alegría por haber recobrado la libertad, en los salones de la sección de  intereses de Egipto en Bagdad.
 
Secuestrado la primera semana de julio, fue liberado el lunes al anochecer  en la calle Rabia, frente al antiguo consulado de Egipto, donde tomó un taxi y  se trasladó al barrio de la ciudad donde está la nueva sección consular.
 
Los diplomáticos egipcios que le recibieron se negaron a hacer comentarios  sobre la posibilidad de que su jefe, el transportista saudita Faisal ben Ali  Nuheit, hubiera pagado un rescate por su empleado.
 
El mismo asegura a la AFP que en ningún momento le tuvieron al tanto de la  marcha de las negociaciones para su liberación aunque sí sabía que estaba en  manos de un grupo islamista que se hace llamar "La resistencia patriótica  iraquí".
 
"Conducía un camión lleno de fuel-oil que formaba parte de un convoy de 50  vehículos y que iba de Arabia Saudita a Irak. Nos escoltaba la policía iraquí",  explica.
 
En algún lugar de la larga carretera, aparecieron los asaltantes,  "dispararon a mis neumáticos y me llevaron con ellos", cuenta.
 
"Al principio, me amenazaron, me acusaron de trabajar para los  estadounidenses, pero luego me trataron muy bien. Les convencí de que era  inocente", explica el hombre barbudo, oriundo de la región de Zagazig, al  noreste de El Cairo.
 
"Son islamistas pero no me pidieron nada de particular. Solían hablarme a  menudo pero ocultaban el rostro", dice.
 
El camionero asegura además que los secuestradores, que eran cinco o seis y  tenían fusiles de asalto kalashnikov, le tomaron fotografías y también grabaron  un video.
 
La televisión árabe Al Jazira emitió el 7 de julio un video en el que  aparecía rodeado de cuatro hombres encapuchados y armados que afirmaban haberlo  secuestrado porque trabajaba para las fuerzas norteamericanas en Irak.
 
"Me cambiaron varias veces de lugar de detención", recuerda, "cada una de  las veces con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda".
 
Pero este secuestro con final feliz tiene varias zonas oscuras, tanto en  cuanto a la identidad de sus autores como a sus intenciones.
 
En efecto, no lo reivindicó "La resistencia patriótica iraquí" sino un  grupo armado llamado "Brigada Jaled Ibn al Walid" que decía depender del  "Ejército islámico en Irak".
 
Además, el empleador dijo que los secuestradores exigían un millón de  dólares para liberarlo y un diplomático egipcio dio a entender que se trataba  más de un crimen común que de una acción política.
 
Sin embargo, los diplomáticos egipcios afirmaron el lunes por la noche que  sí era obra de militantes islamistas.