La obra  de Cristian Cortez fue representada hace dos semanas en Nueva York. A fines de junio participará en un encuentro teatral ecuatoriano-peruano en Lima.

Al inicio fue una idea, simples ganas de hacer un texto  con el que dos actrices se luzcan, donde puedan demostrar todo su potencial, su histrionismo,  dice Cristian Cortez.

Así nació Souflé de rosas,  la obra  con la que Cortez obtuvo el premio literario Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil,  que  ha repletado salas de la ciudad,   que  se exhibió ante la audiencia de Nueva York  en días pasados,  que a mediados de junio irá a un encuentro ecuatoriano-peruano de teatro en Lima y que hoy se reestrena,  a las 21h00,  en el Centro Cultural Sarao (Kennedy Vieja, Primera Oeste 313 y Avenida del Periodista).

Cortez refiere que la obra –que se estrenó a fines del 2002– le tomó casi un año escribirla.  Indica que quería que sea algo cómico, donde la gente se divierta; pero al empezar a crear las historias  comenzó a salir el drama y el tema de la soledad.

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María Sacoto y  Maribel Solines fueron las primeras actrices que la ensayaron, pero no concretaron el proyecto. Luego, María Fernanda Gutiérrez la leyó y “se obsesionó con ella, quería hacerla a toda costa”,  afirma Cortez.

Sacoto  comenta que se había alejado del teatro  por el trabajo en la televisión y que esta obra fue un gran incentivo para regresar  al tablado.  “Me pareció estupendo tener la posibilidad de  ser protagónica y de intepretar varios personajes.  Además,  me encantó que la obra combine el dramatismo con la comedia y la denuncia”.

Por su parte,  Gutiérrez señala que cuando leyó el texto  le dijo  a Cortez  que ella quería hacerlo,  pero él le contestó  que ya se lo había prometido a otras actrices.  “Le eché la maldición y  le dije:  no la harás sino es conmigo.  Al tiempo, una de las actrices le dijo que no podía asumir el papel y lo asumí”.

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Ambas actrices coinciden en que al principio la comunicación escénica entre ellas fue complicada,  pero con el paso de los ensayos (duraron alrededor de seis meses antes de la primera presentación),  se han vuelto cómplices. Gutiérrez indica que  “María alza la ceja y  yo sé lo que está pensando.  Una vez que estamos en el escenario la obra rueda por sí sola”.  Sacoto añade:  “Con el tiempo logramos que el trabajo se vuelva tan nuestro y que fluya con naturalidad”.

La obra  estará en escena mañana (21h00), el domingo (20h00)   y el fin de semana próximo. Entradas $ 7 y $ 5.