Un concierto que permitió escuchar luego de 20 años a Marvin Santiago, recordado con cariño por el público salsero como El Sonero del Pueblo. Disfrutar de los temas del incansable Brujo Cuco Valoy, ambos músicos acompañados por la orquesta colombiana Los Niches.

La descarga de la orquesta internacional Los Niches de Colombia arrancó a las 22h40 del viernes en el Jardín de la Salsa. Empezaron con Cali pachanguero. Duro. A esa hora todavía no había nadie borracho, pero la cerveza estaba por todas partes. Antes había pasado por el escenario el ecuatoriano Roberto Rodríguez poniendo lo suyo para prender el ambiente.

Después atacaron con Que nunca me falte, sonando bien y metiendo a la gente al baile pegadito. Avanzaron con El señor popular y eso ya estaba encendido. El Jardín parecía una olla de presión, repleto, y los bailadores se adueñaron de cualquier espacio donde se pudiera meter el pie.

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Por ahí andaba Hanníbal Vela abusando del ritmo, avasallando con su baile para que nadie se quede quieto. Sonó El gran conquistador con la colaboración del público que metió la clave y ya no había posibilidad de perder. La noche estaba para triunfo.

Eso fue el inicio. Con un intervalo donde los animadores abusaron de la paciencia del público, en ocasiones hablando los tres al mismo tiempo, pidiendo autógrafos y otras situaciones que solo afean esta clase de espectáculos, se continuó, pero con muchas personas llenando de insultos y reclamos el recinto.

Marvin Santiago apareció a las 23h05. Describir con palabras todas las emociones y sentimientos de lo que pasó en ese momento, solo quedará en el intento. Porque lo que la gente puso en cada grito fue puro corazón. No hubo espacio para la razón, muchos llegaron a las lágrimas y el grito repetido de Marvin invadió cada rincón de esa noche que ya empezaba a ser corta.

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El sonero del pueblo le metió candela al asunto con Fuego a la jicotea. Su voz rasposa, profunda y ronca, tuvo que batallar fuerte porque el sonido no fue todo lo bueno que debió ser, y el público casi no dejaba escuchar con tanto griterío poderoso.

La ovación de la gente contagió a Los Niches que acompañaron muy bien a Marvin Santiago. Todos querían decirle que estaban con él, pese a que ahora ya no baila ni rumbea como antes. Todos deseaban hacerlo sentir querido, sin importar que ahora solo puede cantar sentado debido a sus problemas de salud. Todos ahí. Metidos con él en gritos que decían presente. ¡Vamos Marvin! Todos somos la salsa. Todos somos tu canto. Todos somos parte de tu historia y estamos pegados a tu rumba.

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¿Qué más se podía pedir? Auditorio azul acabó con las reservas. Una canción inmensa que el compositor puertorriqueño Tito Curet Alonso le entregó a Marvin en el tiempo que estuvo preso, y este la convirtió en identidad plena y total con el pueblo. En hermandad solidaria cuando la única vida posible eran la tristeza y la cárcel.

‘Auditorio azul, de nuevos hermanos, démonos las manos amigos cercanos, tú igual que yo, yo igual que tú’. Eso lo cantaron todos, mientras Los Niches metían a fondo los fierros en la orquestación y la felicidad llegaba al delirio.

Santiago lloró emocionado mientras intentaba un diálogo que no era posible, porque la gente no lo dejaba. Él lo intentó todo el tiempo, pero luego se vino con todas las ganas en Tiburón de agua dulce, Del montón, La libertad. Se mandó un chiste, y luego llegó a lo profundo con El hombre increíble. Eso nadie lo aguantó. Se mandaron a bailar desenfrenados desafiando a la normalidad.

Intentó irse, pero tuvo que volver para proponer el tema Vasos de colores. Y así, mientras muchos bailaban, él dijo su conocido: “Oficial”, y fue lo último que se escuchó de él, porque luego vino su esposa y se lo llevó.

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Nuevamente Los Niches pusieron su parte con Y te vas a casar, No te vayas cuando más te necesito. Los bailarines de Tropical Dance con Alexandra Cueva y Leonor Carpio   mostrando su arte para el baile, en espera de que Cuco Valoy apareciera.

El dominicano llegó prendido con la rumba y enseguida Susana Maridueña, una de sus fanáticas, se lanzó a bailarlo y a besarlo. Cuco se defendió bien y atacó con Mendigo de amor para atizar el fuego.

Continuó con Mentirosa muy bien acompañado por Los Niches, que no desentonaron en toda la noche. Avanzó con ‘amor para mí es lo más sublime’, de la canción Manuela, convirtiendo al Jardín de la Salsa en un desorden con tanto bailoteo.

Siguió con Para bailar contigo, luego tuvo que parar porque radio Rumba le entregó  una placa en reconocimiento por su aporte a la música en su vida de artista.

Cuco, emocionado, presentó Nació varón y hasta su manager se metió al baile. Luego llegó Criminal y el infaltable Juliana, que nadie pudo resistir sentado porque el ritmo tropical estaba por todas partes.

Aun cuando muchos se marchaban porque ya eran casi las 02h00 del sábado, siguió cantando. Quizá quedó debiendo algún merengue, pero eso no importó porque la noche se hizo corta con tantas emociones encontradas. (FS)

Se vivió

hasta las lágrimas
Muchos de los asistentes al concierto del viernes pasado lloraron emocionados cuando Marvin Santiago intentaba hablar con el público.

sentado
El sonero del pueblo sufre de diabetes, usa una prótesis en la pierna derecha y debe someterse a diálisis diarias, pero eso no le impidió cantar aunque lo hizo sentado.

Mejor visión
El espectáculo también contó con dos pantallas laterales para que los espectadores pudieran observar en primer plano lo que sucedía sobre el escenario.

Los niches acompañó
La Orquesta Internacional Los Niches de Colombia abrió la presentación, y luego acompañó en la orquestación de los temas de Marvin Santiago y a Cuco Valoy, sin ningún tipo de problema.

Baile y beso
Cuco Valoy bailó y se dejó besar por Susana Maridueña, una de sus admiradoras, que no pudo evitar estar tan cerca de él y no aprovechar la oportunidad de compartir con su ídolo.