En tres años del Consejo de Desarrollo Montubio, los campesinos de Salitre, Palestina y Daule dicen que no recibieron el apoyo de esta institución.

Con las manos llenas de callos y un bronceado excesivo por el sol que recibe en El Limonal (Daule) desde los 11 años, el agricultor Plutarco Jurado (74) prefiere recordar los momentos cuando su familia le regaló unos cuantos metros de tierras, que lo que el Consejo de Desarrollo del Pueblo Montubio de la Costa Ecuatoriana y Zonas Tropicales de la Región Litoral (Codepmoc) hace por él.

Mientras “chicotea” o sacude las plantas de arroz para que se despegue el grano y ganar 4 dólares, Jurado dice que escuchó muy poco de esta institución, adscrita a la Presidencia desde el 31 de marzo del 2001 y cuyo fin era velar por el progreso de los montubios a través de la obtención de créditos para hospitales y granjas integrales.

Publicidad

“Uno trabaja solo todo el tiempo sin la ayuda de nadie. Si el Codepmoc es un organismo de apoyo a nuestro pueblo, ¿por qué no se ha acercado a nosotros?”, agregó este hombre dedicado a la agricultura.

En medio de los sembríos de arroz, a unos 30 metros de Jurado, con el mismo escaso conocimiento acerca del Codepmoc; pero con el agua a mitad de la rodilla, Alfredo Fabre (38) espera que esta organización –si en algún momento llega a él– le facilite créditos en el Banco Nacional del Fomento (BNF).

“No he oído del Codepmoc, solo sé que si quieren respaldarnos deberían estar junto a nosotros”, indicó este hombre cuyos guantes  lucían deteriorados.

Publicidad

En el centro de Palestina, otro cantón del Guayas, donde la actividad comercial fluía normal a pesar del paro de los municipales, el agricultor Jorge Aguilera (64) expresó con decepción y furia que “el Codepmoc es un engaño”.

Reveló que es compañero de Lucho Alvarado –un dirigente de este organismo–; “pero no hemos recibido ayuda alguna. La creación de ese Consejo solo les beneficia a los jefes”, manifestó.

Publicidad

Mientras Aguilera desahogaba sus sensaciones, llamó a cuatro compañeros –comerciantes y agricultores como él– para invitarlos a decir que todos eran culpables, campesinos, civiles y líderes políticos, “por dejarnos engañar con esos discursos”.

Los cuatro hombres de sombreros montubios y sudorosos asintieron con la cabeza y aceptaron este pronunciamiento.

El ganadero Eiton Salavarría (46) mientras realizaba su rutina conduciendo a sus vacas y toros por la vía Balzar-Palestina, reclamó una intervención cierta del Codepmoc en la obtención de créditos para los campesinos.

“A nosotros nos interesa trabajar en nuestras tierras, tener comida y cuidar a nuestras familias; si el Codepmoc puede ayudarnos a ese propósito, debe hacerlo”, señaló Salavarría.

Publicidad

Son tres los años de creación del Codepmoc, pero –según Margarita Salazar, de Salitre–, a ellos no se les nota haber trabajado por la gente montubia.