Las tres religiones reconocen la existencia y el mensaje de los profetas. En el Islam, Abraham, Moisés y Jesús (como profeta, no como hijo de Dios según el cristianismo) tienen especial veneración. Según el Islam todos los profetas anunciaron el mismo mensaje (la obediencia a Dios).
Abraham es visto como el paradigma de la obediencia a Alá (Dios), pues estuvo dispuesto a sacrificarle a su único hijo. Moisés es llamado “el elegido” y es considerado el primer portavoz de las leyes de Dios. Mientras, Jesús es llamado el precursor de Mahoma, un profeta maltratado por los judíos, que nació de la Virgen María. (En la parte palestina de Jerusalén se encuentra la Puerta de la Señora María, en el lugar donde supuestamente nació).
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Pero como el Islam es la más monoteísta de estas religiones, no concibe a Jesús como hijo de Alá, que según el Corán “es uno y no está acompañado”.
Las coincidencias en los principales profetas de estas tres religiones bien pueden deberse al tiempo en que Mahoma, antes dirigente de caravanas, se formó como profeta, en una tierra (Medio Oriente) en que las religiones judía y cristiana se fortalecían.
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Por eso, el Papa Juan Pablo II en su propósito ecuménico ha exhortado a los universitarios a estudiar las otras religiones, para descubrir que guardan un mensaje común, muchas veces opacado por asuntos políticos.