El momento de competencias electorales y políticas es propicio para que una enseñanza de autores nacionales haga entender cómo el valor de la publicidad es posible únicamente en el ámbito de sociedades democráticas.

“La publicidad tiene como base procesos políticos de libertad y democracia. Y el compromiso social del publicitario con la comunidad donde se desenvuelve”.

De esta manera comienza la colaboración que Erika y Franklin Salazar prestan para un mejor país.
Otros autores nacionales no se han definido en las didácticas que enseñen en todos sus matices lo bueno y lo engañoso de la publicidad. En ese mar inmenso al que estamos destinados, únicamente los mencionados investigadores se han resuelto a aclarar dicha complejidad.
Para atraer nuestro razonamiento, cumple función una antología de reflexiones que ocupa las primeras páginas del libro. Extraemos dos:

“La escritura creó los objetos parlantes. La imprenta los multiplicó hasta el infinito y los eternizó. El espacio, el tiempo, la muerte, fueron vencidos por el pensamiento”. Henry Beer.
“Para convencer, hasta el mismo Dios necesita de campanas”. Voltaire.

Debido a que se siguen carreras para ser profesional de la publicidad y por formar parte de una sociedad llevada y traída por los recursos de la publicidad, es imprescindible entender su antropología. Ese es el fin de la investigación de estos dos ecuatorianos.

Cubren tres grandes vacíos.  El histórico, porque no ha habido, hasta hoy, una observación –como esta– completa, de la publicidad en el país y su provecho por los medios de comunicación social.
Llenan el vacío técnico por las explicaciones de los pasos fundamentales de todos los recursos que deben manejarse para que haya publicidad. Esto deben conocer quienes busquen esta carrera.
Y satisfacen la parte académica o intelectual del público y del posible profesional, con las declaraciones de principios de ética, como el de la Asociación Interamericana de Radiodifusión o el análisis de los aspectos legales de la publicidad.

Aunque parezca utópico, necesitamos orientaciones para reflexionar bajo la gigantesca ola de la publicidad. No podríamos hacerlo sin orientaciones y guías como la de este libro que, repetimos, tiene sello nacional. Ayuda a entender los derechos y obligaciones de los consumidores y la Ley de Defensa Profesional del Artista.

Es que necesitamos salir de la tibieza o indefinición que prima en nuestra sociedad sobre los aspectos legales de la publicidad. Los principales comunicadores sociales o periodistas tienen que afinar su conciencia. Porque según la calidad de la comunicación que el periodismo establezca, será la calidad democrática y cultural de su propia sociedad.