La posible presencia en el último trimestre del año en Ecuador del fenómeno de El Niño fue advertida hoy por expertos que señalaron que el fenómeno climático tendrá una intensidad de débil a moderada.
La advertencia la realizó la oficina en Ecuador del organismo Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen).
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El director del Instituto de Meteorología e Hidrología, Nelson Salazar, indicó que las variaciones atmosféricas y oceanográficas hacen suponer la aparición del fenómeno climático, pronóstico que también ha sido advertido por las otras oficinas del Erfen en Colombia, Perú y Chile, así como por la autoridad oceanográfica de EE.UU.
Salazar afirmó que hay un 85 por ciento de evidencias sobre la aparición de El Niño con una intensidad débil o moderada a partir del último trimestre del año o en los primeros meses de 2003.
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El Instituto de Meteorología e Hidrología, que forma parte del Erfen-Ecuador, ha registrado en los últimos meses un aumento de la temperatura del océano Pacífico, de entre 1 y 2 grados centígrados.
También indicó que el denominado verano ecuatorial, que actúa en esta temporada en Ecuador, registra parámetros normales de humedad y calor, pero que cambiaría por la actuación de corrientes cálidas que provienen del centro del Pacífico y que se acercan a las costas del país.
El verano ecuatorial se extenderá hasta septiembre y luego podría aparecer El Niño, sostuvo Salazar, quien lanzó una voz de alerta hacia las autoridades para que tomen las medidas preventivas necesarias para evitar los efectos negativos del fenómeno.
El Niño es una variación atmosférica-oceanográfica que aparece cíclicamente en el Pacífico, con una frecuencia de entre dos y cinco años, cerca de Australia, y que se extiende por la línea ecuatorial hasta Sudamérica.
Al chocar contra el continente, el fenómeno provoca fuertes temporales afectando con inundaciones a extensas zonas de las costas sudamericanas, aunque sus efectos alcanzan dimensión mundial porque generan nevadas y sequías en varias regiones del planeta.
Entre octubre de 1997 y agosto de 1998 se registró la última presencia del fenómeno en Sudamérica, cuando causó la muerte de cientos de personas y millonarias pérdidas en la agricultura y ganadería de la región.
Ese evento fue particularmente fuerte en Colombia, Ecuador, Perú y Chile, además de otros países del subcontinente y de Centroamérica.