Pedro Schumacher, símbolo de una época religiosa, nació en septiembre 1839 con Gertrudis, su hermana gemela, en Kerpen, Alemania, como su pariente, el actual campeón mundial de Fórmula Uno.
Formado en París, sede de la Congregación de la Misión, se distinguió en Quito como formador del Clero. Consagrado Obispo de Portoviejo para Manabí y Esmeraldas en 1885, llegó a Portoviejo después de 45 días de viaje. ¡Eran otros tiempos! Quedar en el pasado, mirándolo con ojos de hoy lleva a exaltar o condenar a personas de ayer desde circunstancias que ya no existen hoy.
Cristo enseñó la separación del ejercicio del poder político y del servicio religioso: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Antes el Emperador romano era al mismo tiempo gobernante, jefe militar, sumo sacerdote y hasta se creía “dios”. Esta enseñanza de Jesús ha tenido y tiene por varias razones una difícil y lenta aplicación.
Cuando en un pueblo no había una lengua común, ni caminos que lo unan, ni escuelas, ni medios de comunicación, ni ejército nacional, quedaba como único lazo la religión común. Entonces, para mantener la unidad, se impuso la religión oficial, “la religión del príncipe debía ser la religión del pueblo”. García Moreno dio un paso, para entonces grande, el de la superación del Patronato en un Concordato, para hoy anticuado.
La cenizas humeantes de esa mezcla de Estado e Iglesia se encendieron con el soplo del Iluminismo, que llegó con fuerza a Ecuador a fines del siglo XIX. Y prendieron fuego al país al grito de “mueran los curas, muera Cristo” por un lado y “Viva Cristo, viva la religión” por otro.
El incendio fue más dramático en Manabí y Esmeraldas, porque en Manabí había nacido el, un símbolo; el otro era Obispo de Manabí y Esmeraldas.
Hoy, además de la religión, hay otros valores que identifican y unen a los pueblos: la lengua, la economía, los caminos, los medios de comunicación.
La Declaración Programática de la Conferencia Episcopal en 1967 dice “La Iglesia no puede identificarse, ni comprometerse con ningún grupo político... Ninguna agrupación política puede reivindicar para sí, con exclusividad, la denominación de católica”. Sería un error reducir el enfrentamiento de dos épocas a Eloy Alfaro, por varios títulos grande, y al virtuoso, inteligente, austero, creativo obispo Schumacher. Tan era símbolo Pedro Schumacher, que en diócesis y parroquias de Ecuador se celebraron espontáneamente sus funerales.
La Arquidiócesis de Portoviejo espera el fin de la campaña electoral para celebrar el centenario de su muerte en el destierro, con el estudio de documentos y la publicación de la historia religiosa de Manabí.
El 15 de julio, descendientes de admiradores y de opositores de Schumacher celebraremos una misa, para implorar a Dios, Padre de todos, que abra nuestros corazones a la verdad y a la laboriosidad, honestidad, solidaridad, virtudes de las que Schumacher dejó ejemplo.
El sectarismo es pequeñez, la patria, siendo de todos, crece.