La nueva tecnología avanza tan inconteniblemente que quienes gobiernan los estados deben ocuparse imperiosamente de las infraestructuras necesarias y del desarrollo de las industrias asociadas a ella, especialmente en lo referente a la comunicación, información e informática, ya que constituyen en la actualidad los pilares básicos en los cuales se asienta la economía y el desarrollo universal.

Las ciencias jurídicas no son como la tecnología, al contrario lo que tratan de defender son precisamente los postulados, que a través de 2.000 años de civilización la humanidad ha llegado a aceptar como permanentes.

Roberto López Moreno, director de la Maestría en Derecho, de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), señala que la división tripartita del poder es universal y lo que se enseña en todas las universidades del mundo. Contrario a lo que sucede en Ecuador, donde tenemos cinco funciones estatales.

“Sin embargo, lo que estamos impartiendo en la universidad es una visión global de las ciencias jurídicas donde se enseña la posición tradicional clásica del constitucionalismo”, refiere el catedrático.

Explica que al hablar de que la universidad imparte maestrías en Derecho Constitucional o en Derecho de Empresas, lo hacen con una visión moderna, dinámica, atendiendo todas las vertientes jurídicas que se pueden considerar.

No se trata de una enseñanza parcializada ideológica o una enseñanza científica que da la opción a los estudiantes de escoger con cuál de las corrientes filosóficas se identifican en función de lo que cada uno escoge como lo correcto, que éticamente es razonable.

“Las ciencias jurídicas no son tecnología, no hay avances científicos, se enseña lo clásico y la visión moderna del derecho constitucional y el derecho de empresas”, detalla López.

Dos visiones

Existen dos formas de entender tanto el constitucionalismo clásico como el neoconstitucionalismo, se proyectan dando un sustento jurídico de todos los tratadistas, de todos los sistemas jurídicos que se inclinan por cada una de las dos vertientes del derecho.

Lo mismo sucede en la maestría del Derecho de Empresa donde se enseña la visión clásica y moderna y sobre todo a que el estudiante desarrolle su sentido crítico para ver con cuál de las corrientes se identifica.

“Dar cátedra no significa imponer los conceptos que los profesores queremos enseñar, sino que los estudiantes ejerciendo su derecho a un análisis crítico, su capacidad de raciocinio y la lógica aristotélica, puedan escoger cuál de las tendencias es la que les resulta más apropiada a la luz de los conocimientos científicos”, sostiene López.

¿Cómo se está manejando el derecho público y el privado?

Precisamente de eso trata la nueva opción que ha tomado el Ecuador, dice el catedrático. El neoconstitucionalismo es una forma de entender el derecho constitucional, mediante el cual el derecho público irradia todo el sistema del derecho privado, es decir, ya no se considera que nada está por fuera de la Constitución.

Todo está constitucionalizado, a base de este fenómeno de irradiación de los principios constitucionales, que es derecho público hacia el derecho privado, que a su vez es el que regula las relaciones entre particulares.

Antes existía una línea de separación, el derecho público estaba aislado del derecho privado. Actualmente no es así, debido a esta nueva vertiente constitucional que es el neoconstitucionalismo, y que consagra el principio de irradiación de la Constitución hacia todo el sistema de derecho.

Maestría

Está dirigida a todos los profesionales que desean ahondar y perfeccionarse en cualquiera de las dos opciones. Si les interesa el Derecho Constitucional van a aprender todas las materias de especialización como Interpretación Constitucional, Sistema de Fuentes, Neoconstitucionalismo como asignatura y una malla curricular que explicará detalladamente cada una de esas partes que conforman la ciencia constitucional.

En el tema del Derecho de Empresas igual, la visión clásica, la visión moderna, las relaciones con el derecho público, ya que hoy en día no existe blanco y negro, sino una zona gris donde el derecho público y el derecho privado –es decir, el derecho de empresas– se vinculan.

“Básicamente se va a orientar hacia otorgar un sentido muy específico de especialización en el área que los profesionales del derecho se sientan más atraídos, más interesados”, concluye López.