Tres décadas de una fructífera carrera en las artes visuales se retratan en Quimbita, pintor de luz, un libro del latacungueño Olmedo Quimbita. “Realmente esto es como un sueño hecho realidad. En el año 2002 tuve la oportunidad de venir acá a mi país y en ese entonces ya había el interés de hacer un libro, pero yo decidí que todavía no era el momento y hace un par de años dije: ya es el momento... ya me sentí que las etapas estaban ya consolidadas”, dice el autor de esta publicación, que se divide en tres etapas.

En la primera parte de la obra se abordan los inicios de Quimbita, la segunda habla de los viajes internacionales del artista, y la tercera etapa es sobre la época actual. “Lo que se ha tratado es de rescatar diferentes fotografías que están en colecciones privadas que me lo han facilitado. En lo posible hay imágenes de hace 30 años”.

El artista –quien afirma que en el mundo hay cerca de 2.000 obras suyas– explica que en el libro se evidencia su estadía en Caracas, en donde montó su primer estudio en 1985, así como sus “viajes internacionales por toda América Latina, Europa y Estados Unidos. También se denota esta etapa final a la que el artista define como su legado, porque habla de su producción en el Ecuador y la acogida de su obra entre los coleccionistas de Guayaquil.

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Quimbita afirma que su producción siempre se ha definido por los sentimientos. Agrega que naturalmente ha madurado en cuanto a técnicas, pero que su esencia siempre se vuelca a tratar de ver el mundo con inocencia.

Entre los recientes proyectos del artista está una retrospectiva itinerante que hace poco estuvo en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito. Esa misma muestra también se podrá ver en Guayaquil, en el Museo Luis A. Noboa Naranjo, el próximo 15 de agosto. (I)