Si a alguien le cabían dudas sobre qué opina el papa Francisco sobre la gente que siempre está quejándose, la respuesta figura ahora en la puerta de su modesto apartamento en una residencia del Vaticano: "Prohibido quejarse".
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Bajo la advertencia explícita, el cartel rojo y blanco en italiano agrega que "los infractores están sujetos a un síndrome de victimismo con la consecuente disminución del sentido del humor y de la capacidad para resolver problemas".
Si a alguien le cabían dudas sobre qué opina el papa Francisco sobre la gente que siempre está quejándose, la respuesta figura ahora en la puerta de su modesto apartamento en una residencia del Vaticano: "Prohibido quejarse".
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Debido a la gran cantidad de llamas, la emergencia alcanzó el nivel máximo de 3.
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