Parte de la cultura de nuestro país es envolver o fajar a los niños recién nacidos para ‘evitar deformidades’ en sus extremidades, sin embargo, esta práctica no es recomendada por los expertos.

“Es de lo menos aconsejable... Porque cuando haces esta maniobra de cerrar las piernas al bebé, puedes dislocar la cadera de su lugar natural”, explicó Isaac Morales, jefe del servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital del Niño Francisco de Ycaza Bustamante, en Guayaquil.

Por eso sugiere colocar las piernas del niño en posición de abducción, es decir, separadas y no cerradas.

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“Puedo decir con conocimiento de causa, apoyado con literatura científica, que fajar al niño tiene un alto riesgo de ocasionar una displasia de cadera”, aclaró el especialista.

Este problema, de no ser detectado a tiempo podría dejar secuelas irreversibles, como quedar con una pierna más larga que la otra, problemas de espalda entre otras.

“Todos los tratamientos van orientados a que el niño tenga una posición en abducción, como ranita, pero al fajarlos haces todo lo contrario, las cierras completamente, y tienes una probabilidad de luxación”, señaló.

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Para detallarlo mejor se puede hacer una analogía con unas pinzas, que al cerrarlas en la parte inferior se abre la parte superior, y al tratarse de las piernas del bebé solo provocaría que sus huesitos se desencajen. (F)