Existen diversos estilos de trabajo según la manera preponderante en que la persona se aproxima a la realidad. Un tipo de estilo es el perfeccionista con alto grado de sacrificio y dedicación en sus labores. Si bien es positiva su búsqueda de la excelencia, también corre el riesgo de caer en ciertas distorsiones. Una de las dificultades de dicho estilo es la canalización excesiva de energía hacia tareas que no ameritan dicho esfuerzo, deteniéndose en los detalles sin tener una mirada de conjunto. Esto le quita perspectiva y focalización para abordar temas que requieren mayor atención y reflexión. El perfeccionismo lleva a poner ciertos parámetros de exigencia que los demás nunca parecen alcanzar. Esto suele generar frustración en su equipo de trabajo.