Por Checo Pérez

Solo en los recitales de Batukka enloquece el público antes del evento musical, en una especie de reencuentro colegial, eufórico, tanto en la antesala como en la sala del concierto. Un grupo nutrido de amigos, yuppies y representantes del mejor tenis guayaco vibraron con Bilo Albán en teclado, Jairo Vargas en voz, Juan Molina en bajo, Yamil Chedraui en guitarra rítmica y coros; y Andrés Albán, la fuerza cohesiva del grupo, en batería.

En la primera etapa tocaron un tributo a Pink Floyd y su famoso rock ácido, experimental y psicodélico. Empezando con Shine on you Crazy Diamond, un sonido soñador en guitarra y teclados, mucho humo y Jairo entrando lentamente en calor, con otro look. Pink Floyd fue la primera banda británica en usar un “light show” y, asimismo, Batukka proyectó imágenes absurdas y surrealistas en pantalla al son de Time.

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Money, más animada, dio un solo de Bilo, un lead dinámico en guitarra de Jaramillo y una firma de Andrés al final en batería.

Any Color you Like provocó aplausos del público para el show de piruetas de Bilo y el teclado tocando hombro con hombro con un Marcel Jaramillo que digitaba la guitarra al estilo de los rockeros virtuosos de los años 60 y 70.

La estupenda cadencia en la percusión redondeaba el show de rock que el público había anticipado. Xavier Jones fue invitado a cantar Wish You Were Here mostrando el timbre y la tonalidad apropiada. In The Flesh pasó inadvertida en un chispazo y The Wall, gran megahit de Pink Floyd, himno a la rebelión, con imágenes alusivas en pantalla, fue lo mejor de esta parte del show.

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El volumen descontroladamente alto, peligroso para la salud auditiva del público, al final del segmento se pudo corregir para el tributo a Led Zeppelin.

Arrancaron a todo trapo con Rock & Roll, gran introducción a la dinámica única de Led Zeppelin. Destacó Marcel, capaz de emular a Jimmy Page, exhibiendo agilidad acrobática en el diapasón y a Jairo con el desafío de cantar como Robert Plant, cosa a la que muy pocos se atreven. Salió airoso, para el asombro de muchos, incluyendo a este cronista.

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Ya instalado como front-man, hablando y cantando Good Times, Bad Times, la vocalización, inflexiones y manerismos vocales de Jairo adquirieron explicable naturalidad, ya que Led Zeppelin es la banda favorita del cantante.

Immigrant Song, verdadera prueba de fuego, con gritos desgarradores en registros muy altos, estuvo impecable, como también las tonalidades graves en Since I’ve Been Loving You.

Considerada la mejor banda de hard rock de su época, Led Zeppelin, sin embargo, compuso Kash-mir con sonidos de Oriente Medio, que Batukka interpretó extensamente y con redobles milimétricos, así como la belleza lírica de Stairway to Heaven, su indiscutible obra maestra. Pero fue Whole Lotta Love y toda su carga sensual incontenible lo mejor de la noche.