El papa Francisco regresó ayer al Vaticano en autobús, con el resto de miembros de la Curia romana, tras pasar en Ariccia (cerca de Roma) unos días de ejercicios espirituales como indica la Cuaresma.

El pontífice dejó la residencia Casa del Divino Maestro en Ariccia luego de celebrar una misa y desayunar. Francisco iba sentado en la primera fila de asientos del autobús, donde viajaba una parte de los 82 miembros de la Curia, cardenales, obispos y personal, que han participado junto al papa en los ejercicios espirituales.

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En estos días, el pontífice se ha dedicado a la oración y solo rompió su silencio para pedir en un mensaje en su perfil de la red social Twitter que recen por él, en ocasión del primer aniversario de su elección.

La jornada del papa en estos días consistía en una misa a las 07:30 para luego a las 09:30, tras el desayuno, oír la primera meditación propuesta por Angelo de Donatis, párroco de la iglesia romana de San Marco Evangelista al Campidoglio, que ha sido el elegido para esta semana de ejercicios espirituales.

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Tras el almuerzo, se escuchaba la segunda meditación, a las 17:00 se celebraban las vísperas y la adoración eucarística y a las 18:30 se cenaba.

La semana de ejercicios espirituales es tradicional durante la Cuaresma, el periodo antes de la Semana Santa, pero la novedad que ha introducido Francisco es la de salir del Vaticano para vivirlos de manera más intensa como suelen hacer los jesuitas, la orden a la que él pertenece.

El papa retomará sus actividades, que habían quedado suspendidas esta semana, y mañana celebrará el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro y por la tarde acudirá a la parroquia romana de Santa María de la Oración en el barrio de Setteville di Guidonia.