De caparazón similar a la tortuga, plomiza, guardabosque o andina. La especie de ranas marsupiales o Gastrotheca, como se conoce científicamente, tiene más allá de sus tipos y colores una peculiaridad entre aquellas que son del tipo monofásica: cuando se reproducen, anidan sus huevos en la espalda y de ellos eclosionan ranitas formadas, no renacuajos como en la mayoría de anfibios.

Esa característica en su reproducción y la condición de vulnerable en la que se encuentran llevaron al Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios, en Quito, a desarrollar proyectos para salvar de la extinción a estas especies y con ello su modo de desarrollo directo. Además, procurar su reinserción en los bosques de los que son nativas. Al momento se trabaja en la reproducción de la rana marsupial Gastrotheca plumbea o plomiza y de la Testudinia o caparazón de tortuga, cuyos especímenes en laboratorio ya anidan los primeros huevos.

“Tenemos un éxito parcial, estamos esperando que nazcan las primeras crías. Eso sería un hito porque estas ranas han sido difíciles de encontrar, viven en bosques nublados, en las copas de los árboles muchas veces o muy escondidas. En laboratorio nadie ha hecho intentos de reproducción”, cuenta Luis Coloma, director del Centro Jambatu.

Publicidad

La entidad tiene un programa denominado Arca de los Sapos, dentro del cual se trabaja en la conservación de trece especies de ranas amenazadas. Según datos del centro, en el país se han registrado al menos 528 especies de rana, 175 de la cuales están en riesgo de extinción.

Jambatu está enfocado actualmente en las trece especies con más riesgo (entre ellas variedades de ranas Atelopus o arlequín, Gastrotheca, ranas de cristal altoandina, sapo bocón del Pacífico, rana cohete de Quito) y realiza investigaciones de otras 22 para su conservación.

Para concretar los proyectos, el centro recibe financiamiento de universidades y organizaciones ambientalistas. Y desde el 2010 de la empresa Wikiri, que vende dentro y fuera del país cinco especies de ranas ecuatorianas y con los fondos ayuda a evitar la extinción de las que están en riesgo. “Wikiri promueve un biocomercio legal y ético. Las especies no se toman de la selva, son reproducidas (en el centro) hasta la generación dos. Es decir, los nietos se incluyen en el programa comercial”, dice Lola Guarderas, gerenta de Wikiri.

Publicidad

La empresa comercializa las ranas de las especies Hypsiboas picturatus, Agalychnis spurrelli, Dendrobates sylvaticus y Cruziohyla calcarifer. La idea, dice, es que unas ranas ayuden a otras y se puedan obtener recursos a largo plazo para que los proyectos no se vean truncados. La reproducción de las ranas marsupiales monofásicas es uno de los programas financiados por Wikiri, junto con la organización People’s Trust for Endangered species y Saint Louis Zoo.

Para ello, entre julio del 2012 y agosto del 2013 se equiparon las instalaciones ex situ (en condiciones de laboratorio) del programa Arca de los Sapos y se hicieron nueve búsquedas de campo en ocho localidades de los Andes. La reproducción exitosa permitirá, una vez controladas las amenazas que afectan su supervivencia, reintroducir las ranas a su hábitat.

Publicidad

Desde los años 80, explica Coloma, las ranas en el país han sido afectadas por el cambio climático y patógenos emergentes, que ya causaron la extinción de unas quince especies. Unas de estas son el Arlequín Jambato, que fue visto por última vez en 1988, y el Puca Sapo.

Otro de los proyectos que se han logrado financiar es la reintroducción de la rana marsupial andina, con un ensayo de 30 individuos. En Quito, su hábitat común son los valles adyacentes, como Los Chillos y Tumbaco. Pero debido a la urbanización y el crecimiento de las ciudades casi todas las poblaciones colapsaron. Ahora se hacen censos, conteos nocturnos y se fotoidentifica a las ranas para saber el éxito del programa.