Álex Lucitante y Alexandra Narváez son nativos del pueblo a’i cofán de la comunidad de Sinangoe. En 2017 se propusieron probar que la minería afectaba la vida en este sector de la Amazonía ecuatoriana, tuvieron éxito en los tribunales el 2018 y el 25 de mayo pasado fueron reconocidos con el Goldman 2022, el tributo ambiental más importante del mundo, llamado el Premio Nobel del Medioambiente.

La Justicia de Ecuador falló a favor del pueblo cofán al anular 52 concesiones ilegales de extracción de oro otorgadas sin el consentimiento de la comunidad nativa de Sinangoe, situada al pie de los Andes, a las afueras del Parque Nacional Cayambe-Coca, detalla la agencia EFE.

La fundación Goldman considera que el fallo “sentó un precedente en el país, donde el tribunal constitucional está tomando el caso como ejemplo de cómo respetar los derechos de los pueblos indígenas”.

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La organización añade que la victoria lograda en los tribunales permitió proteger cerca de 32.000 hectáreas de selva tropical virgen y biodiversa en las cabeceras del río Aguarico de Ecuador. Para los jóvenes indígenas defensores del ambiente, la lucha no ha terminado.

Lucitante, de 29 años, y Narváez, de 30 años, enfrentaron al Gobierno, cerraron la puerta a la extracción de oro en el territorio ancestral de Sinangoe, hogar de los cofanes, pero también son ejemplo de la perseverancia de quienes defienden el planeta. Internacionalmente sus nombres se unen al de Greta Thurberg, Timoci Naulusala, Mari Copeny o Lilly Platt en esta causa. Y como ellos, están convencidos de que hay mucha tarea por delante.

Narváez dijo a la BBC que los cofanes son parte de la naturaleza y advirtió la oposición de los pueblos indígenas a la explotación minera a gran escala y del petróleo. Corresponde al Estado llegar al corazón de la selva –desde donde salieron estos jóvenes para proteger su tierra y ganar un Nobel– a explicar el desarrollo de la actividad extractiva y convencerlos de sus beneficios y cómo se protegerá la vida que ellos defienden. (O)