Lucidez, mesura, sabiduría, diálogo y liderazgo es lo que demanda de los líderes políticos y la ciudadanía el Ecuador que, en esta última semana, ha palpado una incertidumbre que se mantiene, generando una tensión que nada aporta a la reactivación.
Tras la eliminación del subsidio al diésel con la que el presidente Daniel Noboa pretende acabar con las economías criminales, según sus declaraciones, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) convocó a un paro nacional que se prevé iniciará este 22 de septiembre, dado que la representación de Cotopaxi pidió a la población abastecerse de víveres hasta el domingo 21.
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El mandatario, por su parte, advirtió que quienes bloqueen vías, el agua o incurran en otros actos de terrorismo serán sancionados con penas de hasta 30 años.
Aunque el Gobierno neutralizó a los transportistas frente al paro, Ecuador vuelve a caminar al límite de una convulsión social que antes ha tenido un alto costo para la economía y la democracia. Aún está fresco el recuerdo del levantamiento de 2019 que dejó una profunda herida de división y polarización. Hoy, tender puentes de diálogo es urgente, abrir la mente y los oídos es una obligación de todos, una oportunidad de desligarse de pasiones políticas y fanatismo para buscar coincidencias.
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Los líderes de las organizaciones sociales tienen una responsabilidad histórica tan grande como la que pesa sobre el régimen actual. La protesta es un derecho, pero también una herramienta poderosa que puede construir o destruir. El enemigo común está en la inseguridad, en la pobreza, en el desempleo, en la falta de servicios de diversa índole que aún sufren algunos sectores: a todo ello hay que atacar, en conjunto, para no seguir viviendo al límite.
En momentos de tensión es cuando más debe brillar el liderazgo gubernamental: con claridad, con lucidez, atención a la crítica, empatía, diálogo, sin que implique consentir ningún tipo de violencia.
El respeto por la institucionalidad es una obligación del Estado en su conjunto y de todos los ciudadanos. (O)