Los chalecos antibalas hablan sin palabras. Hasta el 2021 eran de uso exclusivo de algunos miembros de la fuerza pública o guardias de seguridad privada. A finales del 2022 e inicios del 2023 en Ecuador se empezó a ver a trabajadores de la comunicación dotados de esta prenda. Las imágenes de televisión con periodistas vistiendo el artículo impactaron en ese instante.
Tras el asesinato del alcalde de Manta, Agustín Intriago, el 23 de julio de 2023, su esposa, Rosita Saldarriaga, apareció en el velorio con un chaleco antibalas de la Policía Nacional. A la conmoción por la noticia del crimen se sumó la imagen conmovedora de la joven viuda.
El enésimo grito de impotencia
No pasó un mes y el 9 de agosto asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio. En una rueda de prensa convocada por su esposa, Verónica Sarauz, esta se presentó con chaleco antibalas.
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La candidata a la Vicepresidencia Andrea González y Christian Zurita, a quien se presenta como reemplazo de Villavicencio en la postulación, aparecen en toda actividad pública con chaleco antibalas.
En el traje que vistió el candidato presidencial Daniel Noboa durante el debate del 13 de agosto sobresalía esta prenda y ayer en una entrevista con Radio City, el también aspirante a Carondelet Xavier Hervas confesó que lleva un dispositivo que lo proteja de disparos debajo de su camisa.
El mensaje es claro. En la prevención de cualquier ataque se refleja el temor de cada ecuatoriano que sale a la calle a trabajar, estudiar o a divertirse. Ni todos tienen la capacidad económica para comprar un chaleco antibalas ni se debe normalizar el uso de esta prenda.
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Los barrios de la ciudad se llenan de rejas
Los ciudadanos tienen absoluto derecho a exigir políticas de seguridad donde el Ecuador ofrezca paz. No se acepta la normalización del uso del chaleco antibalas ni del encierro para evadir a la delincuencia.
No se debe esperar al próximo presidente, las acciones del actual Gobierno deben sentirse, junto con la fuerza pública y otras funciones del Estado, con gremios, con ciudadanos; el problema es todos, no se puede ni debe normalizar a la delincuencia. (O)