Este 1 de enero se cumplirán 13 años de una tragedia para Guisseppe Escandón López. Hoy, con 35 años, se ha adaptado a la vida sin las manos, las que perdió al manipular camaretas. Trabaja con normalidad, pero aconseja con el poder de la experiencia tener extremos cuidados en estas fechas. La Policía Nacional este mes ha desarrollado operativos de control de explosivos artesanales, pero todos causan efectos en personas y mascotas.
Hay una responsabilidad compartida por el bienestar. Quien ya fue víctima del ‘entusiasmo’ de su juventud en la quema de monigotes hace un llamado a estar atentos al uso de material pirotécnico. Advierte que muchos accidentes ocurren cuando niños recogen camaretas que no explotan, pero también cuando adultos las activan.
Cada año los cuerpos de bomberos del país desarrollan campañas recomendando no utilizar pirotecnia. El ente de Guayaquil, este 2025, ha bautizado a su cruzada con el nombre “No apagues la fiesta”. Este año no se autorizó un lugar para la comercialización de pirotecnia en esta urbe.
Publicidad
Pero no basta con negar la autorización, hay que controlar la venta, sea artesanal o no. En las calles sí se escucha el uso de pirotecnia.
“Una chispa acaba tu alegría”. Así el Cuerpo de Bomberos de Quito llama a no poner en riesgo la vida y promueve vivir las tradiciones sin pirotecnia. El pasado 27 de diciembre informó en sus redes que junto con la Agencia Metropolitana de Control y Policía realizaron un operativo en Quitumbe, con el fin de controlar la venta de material pirotécnico. Confiscaron 21,36 kg de pirotecnia.
En todo el país se anunciaron operativos de Policía y Fuerzas Armadas y el Código Orgánico Integral Penal establece penas privativas de libertad de hasta cinco años para quien fabrique, suministre, comercialice o transporte explosivos no autorizados. Lo ideal es que la ciudadanía deje de comprar para no poner en riesgo su vida, no afectar la salud emocional de adultos mayores y de mascotas que también sufren por nervios y estrés. (O)
























