La inseguridad que vive el país afecta a todas las áreas de la sociedad, esto no excluye a la comunicación social.

La periodista del medio digital GK Karol Noroña debió salir del Ecuador para precautelar su seguridad. Ella cubría temas relacionados con la crisis carcelaria y el crimen organizado, y el pasado viernes se tuvo “información sobre una situación” que amenazaba su vida e integridad física. El medio indicó que hizo público el caso porque es una muestra de los riesgos que corren quienes ejercen la profesión. Hace nueve días, el comunicador de Ecuavisa Lenin Artieda recibió en un sobre un pendrive explosivo. A otros tres comunicadores de diferentes medios también les llegaron artefactos de este tipo.

Tampoco se olvidan los recientes asesinatos de un periodista en Manabí y otro en El Oro. Casos aún no resueltos.

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Organizaciones como Fundamedios han rechazado los atentados y piden al Estado garantizar que los periodistas puedan trabajar libremente. La Red de Periodistas Libres expresó la necesidad de crear protocolos para identificar situaciones de peligro para actuar de manera rápida.

Bombazos y amenazas, un recuento de los atentados de las bandas delictivas contra los medios de comunicación en Ecuador

Además, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) urgió hace poco a las autoridades a garantizar la seguridad de los trabajadores de prensa.

El trabajo periodístico jamás ha estado exento de riesgos, pero la violencia con la que están actuando las organizaciones delictivas evidentemente levanta una alerta en torno a quienes a diario llevan la información a la comunidad.

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Igual que todos los ciudadanos, los periodistas tienen el derecho de trabajar con seguridad y el Estado la obligación de ofrecerla. Las labores periodísticas viabilizan, además, otro derecho universal de los ciudadanos: el de estar informados.

En la parte inferior de esta página está una frase de Luis A. de Bonald que describe con total claridad el papel de la prensa, y que debe ser recordada, puesto que si los periodistas no pueden hacer su trabajo libremente, están en riesgo de morir los valores de la democracia. (O)