El Gobierno nacional presentó este 17 de julio en Tena el programa de crédito Agro Violeta, dirigido a mujeres que trabajan en la agricultura y ganadería. El plan ya ha colocado 34 millones de dólares, según el presidente del directorio de BanEcuador, Eduardo Peña.

Durante el acto en la Amazonía, el funcionario agregó que con el crédito Supermujer Rural, en cambio, superan los 62 millones de dólares.

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Históricamente, la mujer rural ha cultivado la tierra en el Ecuador y el acceso a créditos da un nuevo respiro al campo. Dentro del plan es imperativo que el régimen lleve un riguroso control a las asignaciones para atender a quienes realmente necesitan apoyo para emprender y producir. Adicionalmente, el acompañamiento y capacitación debe ser permanente.

Favorecer a las mujeres para mejorar su calidad de vida a través de los cultivos tendrá efectos casi garantizados en la reducción de la pobreza en el sector rural, y el empoderamiento o liderazgo de ellas desembocará en generación de empleo cuando se llegue de la producción al valor agregado, otra tarea en la que tendrá que hacer presencia el régimen.

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Los créditos son importantes, pero establecer al agro como una política de Estado es el camino que los agricultores reclaman hace mucho tiempo. Para un cambio real como país es clave no evadir el tema. El Gobierno, que apenas está por cumplir dos meses en este periodo de cuatro años, tiene la oportunidad de hacer historia en este campo.

Un informe de las Naciones Unidas, fechado en abril de 2023, anota que la participación de la población económicamente activa (PEA) femenina en la rama de la agricultura y ganadería es de aproximadamente el 67 %. Los datos actuales no han variado, ante lo que es correcto volver la mirada a esta área que tanto aporta a la economía nacional y mantiene con alimentos a los hogares ecuatorianos.

Hombres y mujeres que producen en el agro son presente y futuro del Ecuador. Así lo debe considerar el Estado. (O)