Escribo este comentario basado en las fugaces informaciones que nos ofrecen los noticiarios de la televisión. En primer lugar, las imágenes donde el capo narco tenía su escondite. A 5 metros de profundidad, una guarida de pocos metros cuadrados, construida de hormigón armado, con revestimientos de mármol, las comodidades necesarias, aparato de televisión, en una villa de dos pisos que se destaca en medio de un barrio muy pobre de calles polvorientas cerca de Montecristi. Se entiende que nadie obtiene por ahí permisos de construcción de los municipios y que a ningún vecino o autoridad le llamó la atención esa inusual construcción. La policía tuvo que usar una retroexcavadora para mover el piso y el topo salió de su guarida. Uno de sus custodios es empleado municipal de Manta. Tal vez se entera de las operaciones antes de que se realicen y su protegido se pone a salvo.

Descongestionar cárceles

Frente a la Penitenciaría del Litoral descubrieron una red de antenas y aparatos electrónicos para facilitar las comunicaciones de los reos. ¿Nadie las había visto antes?

Un capo mafioso se escapó de la cárcel disfrazado de militar. ¿Quién se lo vendió?, ¿quién introdujo el uniforme?, ¿cómo se movió invisible por los corredores y pasillos de la cárce?, ¿cómo echó tierra a los ojos de los guardianes para salir garboso como un miembro de la fuerza pública?

Un abogado penalista tiene la habilidad necesaria para obtener de los jueces, o del mismo juez, resoluciones que hacen mofa del Estado de derecho y las garantías constitucionales que deben proteger a los ciudadanos de bien. Se nota que este abogado tiene mucha influencia. Su nombre fue pronunciado tan aprisa que no lo recuerdo.

¿Vigencia de la OEA?

También se nos informa que hay algunos jueces destituidos o suspendidos por haber cometido “errores inexcusables”, es decir, por corruptos, porque se han evidenciado decisiones que favorecían injustamente a delincuentes consumados.

Unamos, lector, todos estos hechos y otros más que usted debe saber y podemos llegar a graves y ya sospechadas conclusiones: que el dinero de las actividades del narcotráfico ha permeado y comprado muchos judiciales y que los jueces probos son minoría. Es urgente depurar la administración de justicia.

Estas realidades nos obligan a respaldar a la fuerza pública y a los ministros de Gobierno y Defensa, responsables de nuestra seguridad. Ojalá continúen con sus eficientes y honrados trabajos. La Cancillería debe gestionar sin demora la extradición a los EE. UU. del topo encarcelado en La Roca, prisión que llaman de máxima seguridad, que ojalá lo sea para que la justicia no sea burlada una vez más. Su sola presencia en el país, libre o preso, es motivo de grandes cuidados.

El Ecuador se gobierna de raíz

Confieso que me molesta ocuparme de un tema tan desagradable, que además no dice nada nuevo, pero que trata de sintetizar para reiterar una afirmación: los paradigmas sostenidos en el pasado de honor y civismo están siendo atacados y tenemos que reafirmarlos porque son la base de la vida social y de las leyes que nos gobiernan. La honradez, la lealtad, la recta justicia deben seguir vigentes y ser fortalecidas, son valores perpetuos e imprescindibles. (O)