La asignación del premio Nobel de economía de este año es una excelente oportunidad para reflexionar sobre la realidad social, económica, política y cultural, ya que los trabajos de los autores tocan todos esos temas desde una muy abarcadora visión histórica. Lo es también, escapando de la visión aldeana de la cotidianidad ecuatoriana, un buen motivo para evaluar la realidad del país no solo en su presente inmediato, sino en el pasado remoto y en el futuro.