Nos llegó la ola del tsunami originado en los mercados financieros globales, y que comenzó con la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y con el Credit Suisse al borde del colapso. En el meollo está la política de los bancos centrales de EE. UU. y Europa de elevar las tasas de interés para domar la inflación. Para consumidores y empresas, tasas más altas significan mayor costo de su deuda. Lo cual deterioró la cartera de los bancos.

El SVB había captado grandes depósitos de empresas tecnológicas, los que imprudentemente invirtió en bonos de largo plazo. Con el alza de tasas del Federal Reserve, SVB tuvo que elevar el interés que pagaba por los depósitos a un nivel superior al interés que causan los bonos que había comprado. Si no subía el interés, le retiraban los depósitos, y para pagar a los depositantes tenía que vender los bonos a pérdida. El banco quebró. El alza del costo del dinero fue la última gota que hunde al Credit Suisse, un banco grande de Europa, aproblemado desde hace tiempos.

Silicon Valley Bank: 3 diferencias entre el colapso de esta entidad financiera y la crisis bancaria de 2008

Los accionistas de otros bancos medianos de EE. UU. y Europa se alarmaron que les pase lo mismo. Las bolsas de valores sufrieron un bajón. Cundió la angustia que la economía mundial caiga en recesión. El Federal Reserve anunció el rescate del SVB: los accionistas pierden el patrimonio, pero a todos los depositantes se les devolverá el dinero. El Banco Central Suizo anunció el salvataje del Credit Suisse a cualquier costo.

La principal consecuencia para el Ecuador es la caída del precio del petróleo...

No hay peligro de contagio al sistema financiero nacional. La principal consecuencia para el Ecuador es la caída del precio del petróleo por debajo del valor contemplado en el presupuesto del Estado. Es muy pronto para saber si las autoridades de los países centrales van a poder contener esta crisis en ciernes. Cuando lo hagan, el precio del petróleo se recuperará. Pero mientras tanto, al Gobierno nacional se le complican las cosas.

¿Preocupados por los bancos en EE. UU.?

Ya los ingresos presupuestarios de enero y febrero están 13 % por debajo de lo que fueron en los mismos meses de 2022, tanto por los menores ingresos petroleros como por las más bajas recaudaciones tributarias. Les ha sido imposible a las autoridades bajar el gasto corriente, y tuvieron que abandonar el alza del precio de los combustibles, que tienen un altísimo subsidio. Esta situación ya difícil se torna aún más compleja con un precio del petróleo de $ 55, diez dólares menos de lo presupuestado.

Con el mercado financiero internacional cerrado, el Gobierno tendería a buscar financiamiento de la banca local, pero a esta se le está secando el acceso a créditos internacionales, y si el Gobierno le coloca bonos, la banca no tendrá suficientes fondos para prestar a sus clientes, lo que llevaría la economía a estancarse.

A la postre, el Gobierno no podrá cumplir con sus compromisos presupuestarios e incurrirá en atrasos. Las transferencias a las prefecturas y alcaldías se reducirán. Alcaldes y prefectos reclamarán airadamente que el Gobierno no les cumple, y Finanzas tendrá que recordarles que las transferencias son un porcentaje de las recaudaciones, no el valor referencial que consta en el presupuesto.

La posible menor disponibilidad de crédito afectará a los clientes de la banca. De darse la recesión mundial, se reduciría el mercado para nuestras exportaciones privadas. El 2023 se puso más difícil. (O)