El presidente Daniel Noboa ha manifestado su oposición a que la construcción del futuro aeropuerto de Guayaquil sea realizado en Daular, por reparos de autoridades y sectores de El Oro y Azuay. Se cuestiona que la ubicación escogida en Daular, en el sector de la vía a la costa, resultará muy lejos, inconveniente para esas provincias y propone se lo construya en la antigua Base de Taura.

Para los guayaquileños, Daular también será igual de incómodo, después de algunas décadas, de haber tenido nuestro aeropuerto dentro de la ciudad, en la ubicación actual, contigua a los terrenos de La Atarazana. Pero Taura será igual de lejos y sobre todo muy inseguro, al obligarnos atravesar todo Durán, para llegar a salvo a esa ubicación. Imagínense en las noches o madrugadas; nos resulta imposible de aceptar.

Mucho mejor sería encontrar una forma más expedita de llegar a Santay y construirlo allí, aislado, pero frente y contiguo a nuestra ciudad, como lo tiene Nueva York, con la cercanía del aeropuerto La Guardia, a pocos kilómetros en distancia y escasos minutos en tiempo, sea por taxi o carro particular. El nuevo aeropuerto sería más fácil de llegar y económico de construir en Santay, con abundante relleno hidráulico disponible de los azolvados ríos, como lo son el Daule, Babahoyo y Guayas, frente a la misma isla Santay.

Los reparos de las provincias de El Oro y Azuay son válidos y no solo de ellas, sino de todos los usuarios que provienen del centro, sur y región oriental del país, a quienes se les dificultará tener que atravesar todo Guayaquil para llegar a Daular. En cambio, la isla Santay les quedará mucho más cerca como para nosotros los pasajeros de la ciudad.

Las condiciones meteorológicas son iguales en las tres localidades Taura, Daular o Santay; siendo esta última la mejor, por estar aislada de lugares o centros poblados y en el supuesto que se deberá, por todos los medios, controlar las invasiones, para que el nuevo aeropuerto permanezca libre de interferencias y vecinos inconvenientes que perjudiquen su buena y funcional operación.

Que sea una comisión técnica, compuesta de expertos, de representantes de las cámaras de producción, autoridades aeronáuticas, alcaldías y prefecturas, los que determinen el mejor lugar y factibilidad de hacerlo. Igual, que nos consulten a los usuarios nuestras preferencias, difundiendo previamente las ventajas y desventajas de cada posible localización.

Estamos a tiempo de no cometer errores, de hacerlo bien, de escoger la mejor ubicación y que el dinero ahorrado para la nueva construcción, se lo utilice debidamente en ella. Si parte de ese dinero ha sido desviado para financiar otras necesidades, que se corrijan tales arbitrariedades y devuelvan los montos utilizados, para el fin que originalmente estuvieron consignados, como fue el de reservarlos para dotar a la ciudad de un nuevo aeropuerto, moderno, funcional, de mayor capacidad.

Me parece ideal que se lo conciba como un aeropuerto regional, pero que se lo construya en el mejor lugar, donde la técnica y la preferencia ciudadana decidan dónde deba estar. (O)