Escogimos un camino de libertad, sentido común, diversidad y desafíos. El esfuerzo y responsabilidad, no el facilismo irresponsable. Funcionaron esos resortes que siempre nos rescatan del borde del abismo, sucedió con la dolarización y tantas veces para evitar dictaduras terribles, guerras civiles mortíferas o guerrillas asesinas.

¿Qué hacer?

Por un lado, pandemia. Mantener el cuidado ante las nuevas olas: mascarillas, pruebas, equipamiento, restricciones inteligentes. Pero además cumplir (no es fácil) con la oferta de 9 millones de vacunas en 3 meses: adquirirlas, distribuirlas y aplicarlas eficientemente (con participación privada, si no será un fracaso).

Por otro lado, confianza. Muchas cosas: Uno, dejar claro que ya no necesitamos conversar con dudas sobre la dolarización, ahí está y seguirá, el Gobierno no la atacará con base en enfoques peligrosos que un candidato planteó. Dos, un plan de acción estatal que dé visibilidad futura, en particular una sola reforma tributaria que marque el terreno, y la claridad de que las cuentas fiscales estén en orden y no requieran de ajustes permanentes: reducir tanto gasto improductivo, pero también asegurar ingresos suficientes. Tres, mantener pero renegociar el acuerdo con el FMI, porque directa e indirectamente es seguridad de financiamiento para los próximos años, y tengo la casi seguridad del apoyo internacional para lograrlo con base en el capital geopolítico acumulado (el gobierno actual cambió, con toda razón, el enfoque en las relaciones internacionales hacia más sensatez, alejándonos de los absurdos del socialismo del siglo XXI). Cuatro, apertura al mundo: bajar aranceles, eliminar ISD, continuar la negociación del acuerdo comercial con Estados Unidos (prioritario) y otros. Cinco, mejorar el entorno diario con la eliminación de tanta tramitología inútil, alcanzar una reforma laboral “de sentido común” (ni el statu quo, ni quizás la reforma perfecta que algunos quisieran) y avanzar hacia un nuevo sistema de jubilación sostenible en el largo plazo (¿por qué no aportarle los recursos de minería y petróleo?). Seis, cero impunidad contra la corrupción: no se trata de que frente a actuaciones dolosas de un funcionario público solo se lo despida, debe ser inmediatamente puesto en la lista de la Fiscalía (respetando, sin duda, la inocencia).

Finalmente, la unidad: mirarnos como personas que buscamos el bienestar nuestro y de nuestros cercanos, pero estando conscientes de que para alcanzarlo también debemos mejorar las condiciones de los que tienen menos oportunidades, eso es bueno para cada uno y para todos. La solidaridad (social y productiva) es parte del liberalismo.

Todo esto debe plasmarse en la capacidad de negociar, cada uno entendiendo el porqué del pensamiento distinto y diverso de los demás, llegando a acuerdos pero planteando líneas rojas (que van sin duda alrededor del respeto a las libertades y derechos individuales, la propiedad, al entendimiento de que el centro de la sociedad somos las personas y nuestras organizaciones más cercanas, y el motor de la economía el empuje privado).

… Nada fácil. No debemos esperar milagros, ni tampoco el Gobierno debe ser visto como un mago: su rol es crear un mejor entorno para que la sociedad se potencie. (O)