Nuevamente se crispan los ánimos de la industria bananera ante la confirmación de un brote del terrorífico hongo Fusarium, raza tropical 4, a solo 258 kilómetros del límite sur, de devastadoras consecuencias en las áreas donde logra posarse, de imposible sanación y control una vez penetrado en el torrente vegetal, con pérdidas incalculables, afectando la tenue competitividad de la fruta. Habíamos advertido su arrollador crecimiento una vez que sienta sus bases en cualquier paraje sembrado de musáceas comestibles, siendo la prueba más fehaciente lo acontecido en Australia, país de alto nivel de prevención, donde todos los miembros de la cadena productiva están sobradamente capacitados, con inmensos recursos financieros y técnicos y aun así no han evitado la propagación en cinco predios de su reducida superficie.

¿Cómo llegó el hongo a Sullana, Perú, apenas a cuatro horas por vía terrestre de la primera finca ecuatoriana? Quisiéramos pensar que ingresó por un puerto peruano distante del sitio de su actual eclosión, pero alienta la incredulidad saber que pudo haber partido del otro foco contaminante en el noreste colombiano, transitar por todo el territorio nacional, cruzando áreas sembradas con especies en riesgo, sin que haya dejado su visible huella de muerte y desolación. No se difunde por el aire, son partículas de suelo, residuos vegetales, vías de agua, sus medios óptimos de expansión, mereciendo el calificativo de ubicuo.

Expertos de reconocido renombre mundial aleccionaron que se trata de un enemigo artero, silencioso, acurrucado o escondido, esperando la primera oportunidad en que las condiciones le sean favorables para lanzar su zarpazo y acabar en poco tiempo con verdes y vigorosos plantíos, siendo la única alternativa segura de evitarlo, repoblar con una variedad resistente, como fue la actual Cavendish frente a la raza 1, sustituta del Gros Michel, que no soportó su cruel embate.

Se conocen métodos confiables para obtener un invulnerable material, con las mismas características deseables de sabor, dulzor, textura y fácil mercadeo del Cavendish, recurriendo a caminos que la biotecnología no transgénica franquea con éxito en otras especies; la transnacional Del Monte y otras han adelantado esfuerzos en preservar de esa forma la fruta, no solo importante por el volumen económico que representa y el trabajo que genera, sino que es básica para asegurar la alimentación de millones de consumidores de países deprimidos, de pobreza absoluta y única alternativa de subsistencia.

Ecuador debe liderar la búsqueda de ese apoteósico final, que se traduzca en un ejemplar inmutable al mal, alcanzable en cuatro años, es urgente el apoyo del más alto nivel político. Invocamos al presidente electo, Guillermo Lasso, para que bajo su directo liderazgo imponga la voluntad de ejecutar un programa de investigación, tanto que al término de su mandato entregue una solución definitiva; no crea que todo está bajo control, cuando el patógeno estaría pasivamente en nuestros suelos y cuando menos se espere, desate su furia hasta liquidar al principal bien agrícola nacional, razón de vida de millones de compatriotas. (O)