A la lista de niños muertos por la negligencia del Estado ecuatoriano, hoy se suman unos niños con signos de desnutrición que sucumbieron, según el Ministro de Salud Pública (MSP), a una combinación de leptospirosis, dengue y salmonelosis. Para resolver esta crisis, Édgar Lama viajó a Taisha para suplir las funciones de vigilancia epidemiológica, diagnóstico, control de vectores, monitoreo de abastecimiento de medicamentos y atención primaria de salud. Solo le faltó las tareas de conserjería.

¿Cómo explicar lo que ha sucedido en este lejano cantón de la provincia de Morona Santiago? El ministro dice que, debido a las lluvias, estos niños entraron en contacto con ratas que se introdujeron a sus casas. Pero, según la norma técnica “Vigilancia y control de vectores en el Ecuador”, la responsabilidad de que las ratas hayan transmitido leptospirosis, en conjunto con otras infecciones graves, recae en el MSP. Los municipios son corresponsables, al estar a cargo de controlar posibles focos de contaminación y cría de vectores en aguas estancadas, predios abandonados y mal manejo de desechos. Pero el monitoreo y diagnóstico, para y junto con el control vectorial, son competencia de la autoridad sanitaria.

En cuanto un niño, dos niños, tres niños mostraron signos de enfermedad, el centro de salud debió haber estado informado y actuado inmediatamente. Es irrelevante si los cuidadores recurrieron primero a la medicina ancestral. Más bien, esta tragedia es un llamado a que el personal de salud local evalúe el tipo de trabajo que está realizando en Taisha y que la planta central del MSP reformule sus métodos de abastecimiento de insumos y de confirmación diagnóstica.

La leptospirosis está catalogada como una enfermedad de la pobreza y ha sido históricamente una importante preocupación sanitaria en todo el país, inclusive en las islas Galápagos, dado que ha sido detectada en animales. El Instituto de Salud Pública no tiene capacidad diagnóstica local en las diferentes provincias ni realiza genotipificación de manera sistemática. Aunque la genotipificación es relevante para identificar las dinámicas de transmisión para poder prevenirla, tampoco ha forjado alianzas público-privadas que permitan que esto se realice rutinariamente ante las limitaciones del Estado.

En cuanto disminuya la frecuencia de las lluvias, bajará el interés del público en esta grave enfermedad y retomaremos la conversación en un nuevo ciclo, posiblemente igual de trágico, el próximo año. Es poco factible que el MSP se reorganice de manera efectiva si no está interesado en seleccionar al personal mediante mecanismos sólidos que atraigan y retengan a los profesionales más capaces ni en convocar de manera transparente a grupos de investigación que pueden contribuir con conocimientos para la toma de decisiones.

Además, para que los gobiernos locales apoyen exitosamente el control de enfermedades infecciosas, deben conocer la realidad epidemiológica en lugar de trabajar a ciegas. No veo al MSP con la voluntad de compartir datos de manera oportuna y útil, en formatos reutilizables, para su correspondiente análisis. (O)