Los Estados requieren Fuerzas Armadas disuasivas para garantizar el respeto a su soberanía e integridad en los ámbitos terrestre, aéreo y marítimo. Sus epopeyas resuenan como ecos en la eternidad.
En el ámbito marítimo, la Armada del Ecuador conmemora la hazaña de los marinos de guerra durante el Combate Naval de Jambelí, librado el 25 de julio de 1941. Con la mente noble y el latido indomable de sus corazones, los actuales marinos heredan el legado de quienes, frente a la adversidad, alcanzaron la gloria eterna. Aquel día, el pequeño cañonero Abdón Calderón, cuál David frente a Goliat, enfrentó al imponente destructor peruano Almirante Villar en las bravas aguas del canal de Jambelí y salió victorioso.
En la actualidad, la Armada es un pilar fundamental de las FF. AA. y de la soberanía del Estado, protegiendo los intereses marítimos, la seguridad nacional y el desarrollo del país. Cumple sus tareas en el mar combatiendo actividades ilícitas como el narcotráfico, la pesca ilegal, la piratería y el contrabando. Además, colabora con la Policía Nacional en las labores asignadas a las FF. AA. y participa en el conflicto armado no internacional, declarado por el presidente de la República, contra el crimen organizado transnacional.
Según el historiador naval capitán de Fragata (+) Mariano Sánchez Bravo, la Armada tiene sus orígenes en el proceso independentista de Guayaquil, del 9 de Octubre de 1820. Destaca a figuras como José de Villamil y Manuel de Luzarraga, quienes se unieron a la causa patriota organizando una flota improvisada con goletas como la Alcance. Ecuador formalizó el nacimiento de la Armada en 1832, como Departamento Marítimo.
Es de resaltar que, durante las décadas del 70 y 80 del siglo XX, se consolidó una fuerza naval potente y disuasiva con submarinos, lanchas, corbetas y fragatas misileras, aviones y helicópteros para exploración aeromarítima, una infantería de marina de élite y un sistema logístico profesional. Todo con base en lo más importante: la formación de marinos con alta capacidad para la conducción de operaciones navales estratégicas, operacionales y tácticas, utilizando la nueva tecnología incorporada.
Los marinos y su institución han tenido, tienen y tendrán un impacto sólido en la sociedad, pues fomentan valores como el honor, la disciplina, la lealtad, la valentía, la responsabilidad, la solidaridad, el patriotismo y la conciencia marítima. Los marinos están preparados no solo como combatientes, sino como líderes que encarnan el orgullo y la identidad marítima de nuestro país.
En conclusión, la Armada sigue grabando sus éxitos en la conciencia e historia nacional gracias a su destacado compromiso con la soberanía y el bienestar ciudadano. Los ecuatorianos reconocemos su dedicación y juntos celebramos su día clásico.
El compromiso de vida naval está grabado en los murales de los centros de formación: “El buque de guerra es un claustro heroico. No entréis en esa religión si no os sentís con la vocación sublime, pues mientras seáis depositarios de la bandera de la patria, cualquier debilidad humana puede arrastraros al deshonor”.
¡Loor a la Armada, faro de la identidad marítima nacional! (O)