Las bolsas de valores nacieron en Brujas, Bélgica, en el siglo XVI, en un edificio propiedad de la familia noble Van der Buërse donde se realizaban importantes transacciones económicas. En la fachada reposaban tres monederos de piel en forma de bolsa a modo de escudo de armas. Con el tiempo, también debido al apellido “Buërse”, la gente empezó a conocer ese lugar como ‘bolsa’.

Hoy las bolsas de valores en el mundo son el mecanismo más transparente y profesional donde las empresas que emiten o poseen acciones las venden a los ahorristas o inversionistas del propio país o de otros. Y donde también se comercializan otros instrumentos financieros, como son obligaciones y papeles comerciales. Son un canal eficiente para canalizar recursos a empresas que necesitan capital para crecer e innovar o a personas que son propietarias de acciones, títulos valores y otros, y los desean hacer líquidos. Permiten, además, a los gobiernos financiar proyectos para fortalecer el tejido productivo y dinamizar la economía. Las bolsas de valores son complementarias a la banca tradicional, siendo la principal diferencia la desintermediación, incluyendo la participación de casas de valores que estructuran y negocian los títulos y calificadores que dan una mirada imparcial del riesgo que representan las inversiones.

Además, no hay nada que impacte más en la apreciación positiva de las personas sobre los negocios que volverse dueño. En las bolsas de valores se democratiza el capital y se vuelve popular el capitalismo.

En la última década, en las bolsas de valores del Ecuador se han transado más de 84.000 millones de dólares, el sector privado ha emitido y negociado un monto superior a los 35.000 millones en obligaciones, titularizaciones, papel comercial, acciones y otros tipos de valores bursátil. El rendimiento promedio de los títulos valores del sector privado fue superior al 8 %, mientras que las emisiones impagas representaron menos del 0,03 %. Siendo el 97,1 % renta fija y apenas un 2,9 % renta variable.

Lamentablemente en el 2020 se conocieron irregularidades que se habían venido haciendo en años anteriores en el mercado de valores, perjudicando a inversores e impactando la confianza; hechos que están siendo investigados por la Fiscalía y que deberán ser sancionados con todo el rigor de la ley. De cara al futuro, el desafío es claro: recuperar la confianza, ampliar el tamaño, la liquidez y la profundidad del mercado.

Un grupo de empresarios y profesionales de diferentes sectores empresariales asumieron la decisión de enfrentar este desafío e integraron un nuevo directorio Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG). Bajo ejes de transformación, como son la independencia, la transparencia, la ética, la buena gobernanza y gestión profesional, han venido trabajando desde fines del 2020. Conjuntamente con brindar todo el apoyo que la justicia requiera, se ha formulado un plan estratégico, seleccionado un nuevo gerente general, aprobado un reglamento de ética y autorregulación, conformando comisiones de trabajo, realizando diagnósticos por empresas especializadas para la transformación tecnológica y la reorganización organizacional y presentando una nueva oferta académica, entre otros. Es necesario, además, proponer cambios normativos que incentiven el uso del mercado de valores y fortalezcan el control, para ir convirtiendo a las bolsas de valores en verdaderos instrumentos de desarrollo. (O)