Con motivo de la 76.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, la Comisión de Determinantes, Datos y Toma de Decisión en Salud de la Fundación Rockefeller y Boston University acaba de publicar su primer informe. En su preparación trabajamos científicos, funcionarios de organismos internacionales y miembros del sector privado con el fin de crear un “lenguaje común” sobre determinantes de la salud. El informe va acompañado de un número especial en Journal of Urban Health que recoge el trabajo de un año de largas noches y madrugadas de algunos de nosotros, debates, a veces ásperos, pero sobre todo buenas conversaciones e intercambios.

La Comisión 3D, como se la conoce coloquialmente, propone cuatro tácticas para la toma de decisión basada en datos sobre determinantes de la salud. Primero, que todos los actores involucrados deben recolectar y compartir datos de manera sistemática, en tiempo real y en todos los determinantes posibles, como educación, vivienda y economía. Los gobiernos nacionales deben mantener sistemas transparentes de información sobre determinantes sociales de la salud y usarlos de manera explícita a la hora de tomar decisiones. Igualmente, todas las instituciones deben tener procesos de monitoreo que exijan la rendición de cuentas en decisiones basadas en datos sobre salud. Finalmente, las comunidades deben estar involucradas en la obtención e interpretación de datos, y esos datos deben serles entregados de regreso.

El informe destaca, entre otras cosas, la escasa consideración que hay de determinantes de la salud como los marcos legales, las actividades comerciales (de las industrias del tabaco y alcohol, por ejemplo), que tienen un componente político, y la degradación ambiental. En todos los casos, somos los mismos humanos quienes aportamos a afectar nuestra propia salud y la de otros, pero también quienes tenemos el poder de tomar decisiones diferentes.

Entre los principios planteados están la necesidad de lograr mayor equidad, tomando en cuenta la tensión entre los costos beneficios de corto y de largo plazo, y de considerar el posible impacto en salud de las inversiones en todos los sectores. Adicionalmente, el informe recalca la excesiva preponderancia de los datos cuantitativos sobre los cualitativos, cuando los últimos contribuyen a explicar, contextualizar, desafiar suposiciones y dar ideas para la acción. Aunque la información cuantitativa se puede recolectar de manera más económica, y es crítica a la hora de definir el acceso a un determinante social, esta no cuenta “toda la historia”.

En países con escasa infraestructura de información en salud y en general, hoy existen excelentes alternativas. En países como Filipinas y Kenia, los datos generados por ciudadanos, sensores remotos y satélites han sido recolectados en áreas tan diversas como salud sexual y reproductiva, nutrición y alimentación, educación (seguridad escolar, acceso a libros de texto, gestión), empleo, medios de subsistencia e ingreso, vivienda, acceso a servicios básicos, agua y saneamiento, y transporte. Cualquier plan en salud debe tomar en cuenta este tipo de iniciativas y recomendaciones. (O)