La financiación climática provista y movilizada por países desarrollados para los países en desarrollo está aumentando, y finalmente superó la meta de 100.000 millones de dólares en 2022.

La COP29 de Bakú, además de triplicar la cantidad de financiación climática que deben proveer y movilizar los países desarrollados para los países en desarrollo a 300.000 millones de dólares al año, estableció un nuevo objetivo mundial de financiación climática de movilizar 1,3 billones de dólares (trillones en inglés) al año en financiación climática pública y privada para los países en desarrollo hasta 2035.

El entorno político actual es desafiante, dados los recortes a los presupuestos de desarrollo (y la eliminación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid). Es probable que el Gobierno de EE. UU. también recorte las contribuciones al Fondo Verde para el Clima (GCF) y al Fondo para el Medioambiente Mundial (GEF) y revierta los compromisos relacionados con el clima de la Corporación Financiera de Desarrollo (DFC).

Otros miembros del Comité de Asistencia al Desarrollo (CAD) de la OCDE también enfrentan limitaciones derivadas de la invasión rusa de Ucrania y otros desafíos de seguridad. La ayuda internacional de los donantes oficiales cayó en 2024 un 7,1 % en términos reales en comparación con 2023.

El camino hacia los 1,3 billones de dólares.

El think tank E3G lanzó el informe Getting on the Path to $ 1,3 Trillion. Algunas de sus recomendaciones incluyen:

- Liberar espacio fiscal para las inversiones climáticas en los países en desarrollo, abordando las barreras relacionadas con la deuda que paralizan las economías de los países en desarrollo. Una opción es ampliar los canjes de deuda por clima y deuda por naturaleza.

- Aplicar reformas reglamentarias específicas para movilizar capital privado.

- Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y, en su lugar, implementar precios del carbono.

- Desarrollar y poner en práctica taxonomías de finanzas sostenibles para mejorar la transparencia y canalizar recursos hacia estas actividades.

- Ampliar las subvenciones y los préstamos en condiciones favorables a través de mecanismos financieros como el Fondo Verde para el Clima (GCF), el Fondo de Adaptación y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).

- Explorar fuentes innovadoras de financiación como los Derechos Especiales de Giro (DEG) y, en particular, reciclar los DEG no utilizados de los países desarrollados.

Aprovechar la financiación pública para el clima.

Ante la disminución de los recursos públicos y la expansión de las necesidades, la atención debe centrarse en aprovechar de mejor manera esos recursos:

- Aumentar el uso de instrumentos de absorción de riesgos respaldados por el público, con un enfoque en expandir el uso de garantías para reducir el riesgo de las inversiones intensivas en capital.

- Aumento de la emisión de bonos verdes y sostenibles. Los donantes han utilizado garantías, asistencia técnica y recursos financieros para impulsar la emisión de bonos temáticos, incluidos los bonos verdes, sociales y sostenibles. (O)