En tiempos de vacunas, a Pachakutik le conviene buscar una que le proteja de la maldición del éxito. Cuando ha obtenido el mejor resultado electoral de sus ya largos veinticinco años de historia, está a punto de desperdiciarlo a cambio de obtener la presidencia de la Asamblea. Poniendo la aritmética por delante de la política, algunos de sus dirigentes han llegado a convencerse de que su condición de segundo bloque legislativo les convierte en el peso que puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Parecen olvidar que, en este como en muchos casos, el razonamiento numérico y la lógica política no van de la mano. Por dejarse encandilar por la ilusión aritmética están a punto de sacrificar la posición conseguida en el plano político.
El problema central es que la fragmentación de la próxima Asamblea obliga a llegar a acuerdos para la elección de todos los cargos y para la conformación de las comisiones legislativas. Esto quiere decir que todos los partidos que aspiran a la presidencia y a las dos vicepresidencias deberán obtener los votos de otro o de otros. En esa diferencia entre el singular (otro) y el plural (otros) se apoya el razonamiento numérico. Es más fácil negociar con uno, que no es otro que el correísmo porque tiene el primer bloque y asegura automáticamente la mayoría. Pero la pregunta es qué exige este a cambio y qué debe sacrificar Pachakutik. La exigencia, ya se sabe, es la amnistía o el indulto (que, es cierto, necesitará unos quince votos adicionales, pero eso se resolvería más adelante).
Esa misma exigencia marca el sacrificio del otro, ya que pasaría a convertirse en cómplice de personajes y hechos corruptos. El sacrificio se completaría por la ruptura del propio bloque, ya que se separarían por lo menos cuatro legisladores.
Si decide irse hacia el otro lado, Pachakutik necesitaría no solamente el apoyo de la ID (que, dicho sea de paso, no se ha pronunciado sobre la alianza con el correísmo), sino también de dos o tres bloques adicionales. El sacrificio en este caso sería también la ruptura de su bloque, por la separación de alrededor de seis de sus integrantes y se provocaría un terremoto de alguna intensidad en sus bases, especialmente las que siguen al mariateguismo. Con la elección de la directiva de la Conaie a las puertas, es poco probable que esta opción resulte atractiva.
Los seguidores de la teoría de juegos y de la elección racional pueden disfrutar al encontrar una situación como la que enfrenta este partido. Es un caso de manual, en el que si toma una decisión pierde (porque se embarra con la corrupción y se fractura) y también pierde si toma la contraria (porque se altera su equilibrio interno y también se fractura). La misma teoría y la experiencia de los siglos transcurridos de la publicación de El príncipe aconsejarían olvidarse de ese cargo, por lo menos por el momento, y abocarse a consolidar el éxito en términos ideológicos y organizativos. Más importante que presidir la Asamblea es asumir la responsabilidad que le entregó el electorado, que consiste en renovar a la izquierda, construir una alternativa democrática, pluralista, alejada de caudillismos redentores y sobre todo de la corrupción. (O)