En esta columna advertimos hace varias semanas que el candidato presidencial por Pachakutik no tenía la menor intención de reconocer un resultado electoral que no lo incluya en la segunda vuelta electoral y que el recuento ilegal solicitado solo buscaba ganar tiempo para pescar a río revuelto calentando las calles (al puro estilo de octubre de 2019).

Lo cierto es que, llegado el momento de presentar los sustentos de las actas impugnadas, de acuerdo con la Ley, menos del 1% de estas se enmarcaron en las causales previstas en esta, con lo cual el resultado oficial anunciado por el CNE se ha confirmado.

El candidato Yaku Pérez apeló la decisión del CNE ante el Tribunal Contencioso Electoral (está en su derecho de hacerlo) y en las horas previas a que el referido tribunal conozca el recurso, justo en este entorno, el medio digital La Posta divulgó los detalles de un encuentro nocturno entre el candidato, su pareja, un juez del Tribunal Contencioso Electoral y un cuarto personaje con un maletín.

En esta columna no vamos a entrar a analizar el contenido del maletín; si tuvo actas, dinero o empanadas. Ello solo lo sabe el portador del maletín y quienes participaron en la referida reunión. Además, no importa su contenido.

Lo que sí importa es que un juez del alto tribunal electoral, en estas precisas circunstancias y entorno, se haya reunido, por más de una hora (como se desprende de la información difundida por los medios) con el candidato apelante.

Lo que sí importa es que este encuentro está prohibido por la Ley, pero sobre todo por la ética.

Lo que sí importa es que quien ha reclamado transparencia a los cuatro vientos, se haya reunido tras bastidores con uno de los juzgadores, y al ser descubierto, lejos de disculparse o inventar una explicación razonable, pretenda descalificar a los críticos de la reunión o tomarnos por idiotas con explicaciones que no las cree nadie.

Lo que sí importa es que el juzgador del encuentro con el candidato es nada más y nada menos que el mismo que ha pretendido destituir a cuatro vocales del CNE por dizque desacatar una decisión del TCE (que no ha sido desacatada) con lo cual se habría descalabrado el actual proceso electoral y que coincidencialmente ha fallado varias veces a favor del partido que auspicia a Álvaro Noboa.

Claro está que en este Absurdistán en que vivimos todo es posible y ya nada asombra.

Pero para el registro de las nuevas generaciones, quiero dejar constancia de que en cualquier democracia medianamente operativa, que en cualquier estado de derecho de medio pelo, la revelación de La Posta habría causado, como mínimo, la renuncia del candidato, la inmediata renuncia y enjuiciamiento del juez y una investigación penal de los hechos ocurridos en torno al referido “encuentro casual”.

La calle tiene frases poderosas, que encierran mucha sabiduría y verdad. Y para el denominado “encuentro casual” entre el candidato, la señora, el juez y el portador, cito una lapidaria: “… Si tiene 4 patas, rabo y ladra, es perro…”. (O)